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Nov

2011

Las instituciones de todo sistema político poseen una pauta de comportamiento, como si tuvieran su propia personalidad, para el regular ejercicio de sus competencias. De esta manera, el Presidente de la República, los vicepresidentes, congresistas, el Primer Ministro, su gabinete y los jueces, como dice el refrán popular: no sólo deben serlo sino también parecerlo. […]

Por Carlos Hakansson. 16 noviembre, 2011.

Las instituciones de todo sistema político poseen una pauta de comportamiento, como si tuvieran su propia personalidad, para el regular ejercicio de sus competencias. De esta manera, el Presidente de la República, los vicepresidentes, congresistas, el Primer Ministro, su gabinete y los jueces, como dice el refrán popular: no sólo deben serlo sino también parecerlo. Las noticias de las últimas semanas nos invitan a recordar que cada institución debe estar a la altura de las circunstancias y bajo cualquier situación, de reconocer los errores y actuar inmediatamente; de no hacerlo, nos llevaría a una paulatina manifestación de los siguientes síntomas: presión de los medios y malestar de la ciudadanía, problemas de gobernabilidad al interior; todo ello evidenciaría una falta de reflejos para apagar incendios y una facilidad para provocarlos.

La actual coyuntura política nos hace recordar la relación existente de dos personajes de una conocida película de animación: Toy Story. Si nos damos cuenta, los personajes centrales, Woody y Buzz Lightyear, aprendieron a vivir juntos y a respetar sus propias competencias para liderar al resto de juguetes de su dueño (Andy). Deseo resaltar la actitud de Buzz en todo momento, especialmente si tuvieron la oportunidad de ver su tercera parte en el cine; cuando Woody se encuentra ausente de la habitación de Andy, o cuando parece que se retira definitivamente del grupo compuesto por el resto de juguetes, será Buzz el que tome su lugar y los dirija; pero cuando Woody regresa a casa, inmediatamente Buzz vuelve a su lugar y posición en el conjunto. A lo largo de la película se aprecian este tipo de sanas actitudes de respeto a la autoridad, las cuales podrían ser parte del análisis y comentario en una clase de dirección de personas de un programa de pre o postgrado.

Desde el punto de vista del comportamiento de las instituciones políticas, el ejemplo propuesto en el párrafo anterior nos invita a reflexionar todo lo dicho hasta este momento. La salud de todo sistema depende que cada uno de sus componentes sepa la posición y responsabilidades que tiene, y pueda llegar a tener, en cualquier momento; cuándo y cómo ejercerlas, saber enmendar los errores a tiempo y, si fuese el caso, saber “dar un paso al costado” con dignidad; aprendamos de los juguetes de Andy en Toy Story 3, lo tuvieron muy claro.

Docente.

Facultad de Derecho.

Universidad de Piura.

Publicado en el diario Correo, edición Piura, miércoles 16 de noviembre de 2011

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