02

May

2011

Por César Enrique Ramírez Cortez.

Por Julio Talledo. 02 mayo, 2011.

Luego de haber visto una reseña del libro, quise tener la oportunidad de leerlo. Lo busqué en las librerías más conocidas. Nada. Simplemente se había agotado. Pero al fin pude conseguir un ejemplar.

Se trata de “El diario de Elena” (Editorial Mosaico Grupo Norma 2010), un enternecedor relato acerca de la experiencia vivida por los padres de Elena, una niña de apenas 6 años de edad enferma de cáncer cerebral. Escrito a modo de un diario personal por Keith y Brooke Desserich, los padres de Elena, y adornado por los inocentes dibujos hechos por la pequeña, el libro no es para nada triste o trágico al extremo.
En él se ven reflejados -como era de esperarse- los sentimientos y las reacciones de los padres de Elena al no aceptar -primero- el diagnóstico médico para su hija, la impotencia por lo que sucede, la rabia que sienten por los “juegos del destino” que condenan a unos y no a otros, la incertidumbre propia de este tipo de enfermedades y finalmente, la aceptación dolorosa de lo que ocurriría.

Día tras día, el relato nos permite dar una ojeada a la vida de Elena durante su enfermedad, apreciar los juegos con su hermana menor Gracie, enterarnos de los desvelos de sus padres por cuidarla, las reuniones familiares, conocer los códigos que se inventan los padres y que sólo entienden hijos, el relato de las esperadas vacaciones, las estadías en el hospital, las vueltas a casa…las emergencias.

A través de sus páginas, el texto refleja los deseos de la pequeña Elena de querer sanarse, por querer vivir, y nos permite visualizar mentalmente las escenas en donde a veces acepta de buena gana la medicina indicada por los médicos; pero otras, el cansancio y el temor se apoderan de ella. Una reacción por lo demás típica y hasta normal en una niña de apenas 6 años de edad quien muestra miedo al ver las agujas y sentir los fríos aparatos que hay en un hospital. Pese a todo, con humor y un estoicismo sorprendente observamos cómo Elena se enfrenta a sus sesiones de radio y quimioterapia.

Libro testimonial de un hecho verdadero, “El diario de Elena. La historia de una niña condenada a morir”, nos ofrece una lección de vida a través de una lectura inspiradora en la que sus autores destacan la importancia que juegan los padres y la familia, con su apoyo y su presencia, a las víctimas de este tipo de enfermedades.

Por su parte, la inocente Elena, encuentra una manera muy singular de ser recordada cuando, físicamente, ya no esté con su familia: en toda la casa, en los estantes, los muebles, entre los libros y sin que nadie se dé cuenta, la niña esconde breves escritos y dibujos que reflejan el inmenso amor que siente hacia sus padres y a su hermana. Pasado un tiempo, esos retazos y dibujos son encontrados de manera fortuita por sus papás.

Lo que echo en falta en el relato es la nula referencia a la dimensión espiritual que es intrínseca a todo ser humano. Como cristianos sabemos que tenemos un cuerpo pero también un espíritu. Los padres de Elena no escriben nada acerca del alma, del espíritu de su hija y el sentido trascendental de su sufrimiento. Todo lo contrario, en el momento más angustiante, el padre de Elena llega a cuestionarse amargamente sobre si la enfermedad de un niño tiene un propósito, una razón dentro de los planes insondables de Dios.

Una historia de valor y un testimonio de vida que los esposos Desserich quieren compartir con todos, en especial con los padres de familia: a nuestros hijos debemos amarlos, comprenderlos, escucharlos, abrazarlos, tenerles paciencia y, muy especialmente, procurar estar con ellos todo el tiempo posible.

 

 

 
* Docente. Facultad de Comunicación. Universidad de Piura. Artículo publicado en el diario Correo, edición región Piura, viernes 25 de marzo de 2011.

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