(Piura).- La Facultad de Ciencias de la Educación viene desarrollando un curso taller que consta de sesiones de estimulación musical temprana para niños de 6 meses a un año y de 1 a 3 años.
Por Julio Talledo. 02 mayo, 2012.
(Piura).- La Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura viene desarrollando un curso taller de estimulación temprana, que consta de sesiones de estimulación musical temprana para niños de 6 meses a un año y de 1 a 3 años. En las clases, a cargo de la profesora Rosalinda Rojas, participan 50 personas: docentes de Inicial y Primaria, enfermeras, psicólogas, médicos y estudiantes de la carrera de Educación inicial.
La profesora Carmen Landívar, directora de actividades del área de Inicial de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UDEP, explica que la nueva corriente de estimulación temprana reconoce que el bebé y el niño pequeño atraviesan por un período único de desarrollo cerebral donde los estímulos sensoriales y de movimiento, literalmente, cincelan el cerebro, dejando rastros de asociaciones que potencian el desarrollo y el eventual aprendizaje del niño.
Debido a ello, señala Landívar, un niño, que se expone de manera coherente y afectuosa a estímulos, tiene los cimientos para edificar nuevos conocimientos, ya que su cerebro está predispuesto a seguir asociando y conociendo. Por otra parte, indica que la estimulación musical temprana ayuda a activar el inmenso potencial que trae la música de manera natural, lo que permitirá disfrutar de ella plenamente.
El rol paternal
En esta etapa estimulante, el rol de los padres es de vital importancia, resaltan las especialistas. Explican que la música se convierte en un poderoso y efectivo recurso de interacción entre ellos y su bebé: el movimiento, la exploración de la materia sonora, el canto, los juegos rítmicos, las rimas, entre otros, permitirán que el bebé estimule los aspectos del desarrollo psicomotor afectivo socioemocional, intelectual y de lenguaje.
“Todo ello, reflejado en una mejor coordinación y dominio corporal, buen equilibrio, mayor concentración y conciencia auditiva; sensibilidad y disfrute estético, autoconfianza, disciplina y cooperación, mayor vínculo afectivo, excelente memoria, equilibrio emocional y mayor sentido expresivo”, concluye Landívar.
