10

Abr

2012

La aposición, complemento del nombre

Cuando el hablante necesita restringir o ampliar el significado de un sustantivo que actúa como núcleo nominal, acude a la aposición, ya sea para  explicar: “Peralta, el director del colegio, nos citó” o especificar: “el director Peralta”. La aposición, que etimológicamente significa ‘colocar junto a’, es una secuencia en la que un sustantivo o un […]

Por Eliana Gonzales. 10 abril, 2012.

Cuando el hablante necesita restringir o ampliar el significado de un sustantivo que actúa como núcleo nominal, acude a la aposición, ya sea para  explicar: “Peralta, el director del colegio, nos citó” o especificar: “el director Peralta”.

La aposición, que etimológicamente significa ‘colocar junto a’, es una secuencia en la que un sustantivo o un grupo nominal se une a otro elemento nominal para explicar algo relativo a él. Así, cuando se dice “Peralta, el director del colegio”, no se expresan dos realidades distintas, sino una sola indicada por el nombre: “Peralta”, al cual se le añade “el director del colegio”, denominación que explica el concepto de “Peralta”; de ahí, que sea una aposición explicativa; y que según sea el elemento adherido, podemos distinguir las formadas por nombre propio + nombre común (Marcos, el pescador); nombre común + nombre propio (El juez, don Juan Martínez); nombre común + nombre común (La ciudad, guarida de ladrones, fue sitiada); nombre propio + nombre propio (Pedro Chávez, el Caudillo); etc.

En cambio, será aposición especificativa si el segundo elemento restringe el valor del primero: el río Piura, el director Peralta, la plaza de San Marcos. Aquí las aposiciones se refieren al río Piura y no a otro; al director Peralta y no a otro; a la plaza de San Marcos y no a otra. Estructuralmente encontramos: nombre común + nombre propio (el sargento Cabrera), nombre común + nombre común (el señor ministro), nombre propio + nombre propio (el Gordo Sánchez), nombre común + de + nombre propio (la isla de Puerto Rico). En el primer grupo estarían no solo aquellos sustantivos referidos a los cargos o profesiones, sino también aquellos que indican parentesco (su hijo Luis) y fórmulas de tratamiento (el señor Paco). Además, es importante recordar que en ningún caso es posible la permutación; así, no es lo mismo decir el ministro señor que el señor ministro.

A diferencia de las especificativas, las explicativas tienen autonomía tonal; y suelen aparecer en la escritura separadas por comas y en el nivel oral con una leve pausa; pero, no solo la coma; según Suñer Gratacós (1999) también pueden aparecer otros signos como los dos puntos (¡Presente! –gritó un alumno de la última fila: Ricardo García); las  rayas: (A Rojas –el capataz– le encantaba participar) y los puntos, principalmente, en la publicidad y en los titulares (Alfa Romeo. La pasión de conducir).

Docente.

Facultad de Humanidades.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el diario Correo (Piura), domingo 1 de abril de 2012.

 

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