07

Mar

2012

La libertad de expresión no necesita ser perdonada

Por Tomás Atarama Rojas

Por Julio Talledo. 07 marzo, 2012.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó hace unos días, refiriéndose al caso del diario El Universo, que había decidido “perdonar a los acusados, concediéndoles la remisión de las condenas que merecidamente recibieron”. Frente a estas palabras, la cuestión que surge es si la actitud del mandatario es un acto que refuerza la libertad de expresión o si, por el contrario, se trata de una forma solapada de control sobre uno de los medios más influyentes en su país.

Uno de los elementos de juicio, que es el que busco destacar, es que existe una gran diferencia entre perdonar y pedir perdón. Resulta evidente que si Rafael Correa hubiese querido poner por encima de su bastión de poder la libertad de expresión, habría salido a pedir perdón por llevar al extremo de una pena de cárcel y una indemnización de 40 millones de dólares la supuesta injuria que realizó el diario.

Como ha señalado la crítica internacional, resulta evidente que en esa condena hubo alta influencia política, porque la pena es desproporcionada; en especial si consideramos que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya había establecido hace una década que las sanciones penales por expresiones sobre funcionarios públicos vulneran el derecho humano a la libertad de expresión.

En este sentido, reconocer que con esa condena se estaba silenciando a la prensa crítica con un castigo desmedido y pedir por ello disculpas suponía un acto de humildad en el que el Presidente se sometía y aceptaba el periodismo incisivo. Sin embargo, salir en los medios a exponer, con un gesto de magnanimidad, que daba el perdón a los periodistas de El Universo, estaría dejando el mensaje subliminal de que él tenía la potestad de decidir en qué momento acabar con la prensa llevándola a la quiebra.

Hay que tener presente que la libertad de expresión al ser un derecho humano no necesita ser perdonada. La libertad de expresión necesita ser fomentada y se debe procurar su ejercicio responsable. La presión internacional hizo sucumbir a Correa de su atentado evidente contra esta la libertad; sin embargo, en la salida que ha tomado deja constancia con su actitud que él busca estar por encima del ejercicio crítico del periodismo. En pocas palabras, está ejerciendo una censura imponiendo una autocensura.

Un mal ejercicio periodístico debe ser sancionado en la medida adecuada, no son tampoco deseados en un sistema democrático los delitos como la injuria o la difamación; pero esto no implica que si se cayera en uno de estos delitos hay que terminar por acabar con el periodismo mismo. Si se comete un error se pide perdón, no se da; la libertad de prensa implica responsabilidad y en el caso de excesos se debe dar sanciones acordes con el bien lesionado; pero nunca condenar la misma prensa, que, cuando se ejerce con justicia, es uno de los principales ejes de una sociedad realmente democrática.

Docente.

Facultad de Comunicación.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el diario El Tiempo, sábado 3 de marzo de 2012.

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