27

Feb

2012

En la naturaleza existen diversos tipos de azúcares o carbohidratos. Aunque la más conocida es la glucosa, también existen otros tipos como la lactosa o azúcar de la leche.

Por Gino Fernandini. 27 febrero, 2012.

La lactosa es el principal azúcar en la leche humana y está presente en concentraciones altas, siendo de 6,8g/100ml, en comparación de los 4,9g/100ml que encontramos en la leche de vaca. Para el niño, esto cobra importancia, pues la lactosa favorece su crecimiento ya que facilita la absorción de calcio y hierro evitando la aparición del raquitismo o anemia.

La lactosa, además, promueve la colonización del intestino, con flora microbiana, para la mantención de un ambiente ácido y evitar el crecimiento de hongos, parásitos o bacterias. Cabe mencionar que la lactosa es importante para el desarrollo del sistema nervioso central, por su alta concentración de galactosa.

La lactosa parece ser un nutriente específico en el primer año de vida, ya que la enzima lactasa (enzima que degrada a este azúcar)  solo se encuentra en los mamíferos infantes si es que estos se alimentaron con leche materna. De ahí que la mayoría de las personas presentan intolerancia a la lactosa después de la infancia. La lactasa es producida desde que el bebé comienza a lactar, y comienza a disminuir su producción con el crecimiento, ya que biológicamente el humano no requiere obligatoriamente de leche humana  en su dieta básica después de la infancia.

¿Deficiencia o enfermedad?
Los seres humanos, sin importar el género, muestran una disminución de la síntesis de la enzima lactasa después de los 4 años de edad. En personas con intolerancia primaria a la lactosa intolerancia “fisiológica”, la más común y en la que 75% de la población mundial está comprometida, los síntomas son evidentes después de los 6 años de edad y -en algunos casos- después de la pubertad.

De hecho, la Intolerancia primaria a la Lactosa difícilmente puede ser considerada una enfermedad, ya que en esta existe una programación genética que determina una disminución de la síntesis de lactasa. Por eso, es común encontrar pacientes con intolerancia a la lactosa en edades que pueden variar desde niños a adultos jóvenes. Algunas poblaciones, como las asiáticas, africanas y sudamericanas son las más propensas a desarrollar este problema.

Es importante mencionar, que aquellas personas que sufrieron los embates de infecciones intestinales de origen bacteriano o viral, una vez recuperados de estos cuadros, pueden hacer cierto nivel de intolerancia a la lactosa, como consecuencia del daño intestinal y la falta de funcionamiento de la enzima que degrada la lactosa; esto es: la intolerancia secundaria a la lactosa.

Ante esto se suele Instaurar una dieta transitoria a base de fórmulas carentes de lactosa, hasta que el intestino delgado regenere sus células,  lo suficiente como para producir de nuevo lactasa.

¿Cómo sé si no tolero la lactosa?
La no degradación de la lactosa produce que dentro del intestino delgado este azúcar se fermente ocasionando síntomas variados. Los más comunes son:

  • Diarreas
  • Dolor abdominal (tipo cólico)
  • Náusea y/o vómitos
  • Hinchazón abdominal (gases)
  • Flatulencias
  • Borborigmos (ruidos intestinales)
  • En los pacientes que no se le detecta este problema, los síntomas pueden conllevar pérdida de peso y malnutrición.

Solucionando el problema
Actualmente no existe una cura final para este problema, pero la intolerancia a la lactosa es fácil de tratar una vez que ha sido  identificada. Una dieta libre de lactosa puede controlar los síntomas de la mala digestión de esta; las personas que deciden evitar productos a base de lácteos, deben tomar suplementos de calcio, siempre.

El yogurt, a pesar de tener inicialmente 17 miligramos de lactosa por gramo, se le agregan bacterias (Lactobacilus, etc.) que producen  lactasas que “autodigieren” la lactosa del yogurt, evitando los problemas de la intolerancia.

En el mercado farmacéutico existen tratamientos a base de píldoras que contienen la enzima responsable de la degradación de la lactosa (lactasa), las cuales se deben tomar minutos antes de ingerir un derivado lácteo. De cualquier manera, para las personas que viven en una sociedad donde la leche es un importante componente de la dieta, ser intolerante a la lactosa conlleva ciertos problemas, pero existen formas de combatirlos.

Los profesionales de la salud estamos en la obligación de orientar al paciente de la mejor forma, para evitar un deterioro mayor en su salud.

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