07

Mar

2012

Un fluido misterioso que nos mantiene vivos

Luz Estela Vera Silva

Por Julio Talledo. 07 marzo, 2012.

Entre los tejidos que forman el cuerpo humano, la sangre es el único tejido líquido. Circula por todo  el organismo a través de las venas, arterias y capilares y es la encargada de transportar las sustancias necesarias para que todos los órganos puedan cumplir sus funciones vitales (respirar, nutrirse, defenderse de las agresiones) y todo conjunto de funciones muy complejas y muy importantes para la vida.

El volumen de sangre por persona, tiene que ver con la edad, el sexo, peso, talla. En promedio una persona adulta tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre. Está constituida por una fase líquida y otra sólida.

La fase líquida de la sangre
Es la llamada plasma. Constituye el 55% del volumen sanguíneo que contiene agua, proteínas, sales minerales y otras sustancias necesarias para el funcionamiento normal del organismo. Entre las sustancias de importancia que transporta el plasma están las siguientes:

ü  Albúminas: proteínas que ayudan a mantener el agua del plasma en una proporción equilibrada.
ü  Globulinas: son los anticuerpos encargados de la defensa de nuestro organismo frente a las infecciones.
ü  Factores de coagulación: son imprescindibles para evitar las hemorragias. La ausencia de algún factor de coagulación puede ocasionar trastornos hemorrágicos ya que se dificulta la formación del coágulo.

Otras proteínas plasmáticas importantes actúan como transportadores hasta los tejidos de nutrientes esenciales como el cobre, hierro, otros metales y diversas hormonas.

La fase sólida
La constituyen las células sanguíneas:

ü  Glóbulos rojos o hematíes. Son las células sanguíneas más numerosas entre 4 500 000 hasta 5 000 000 por milímetro cubico. La hemoglobina que contienen es la responsable de su color rojo. Se forman en la médula ósea, que se halla dentro de los huesos del esqueleto. Su función es transportar el oxígeno desde los pulmones a los diferentes tejidos del cuerpo para que las células respiren. También eliminan los residuos producidos por la actividad celular (anhídrido carbónico).

ü  Glóbulos Blancos o Leucocitos. Son los encargados de proteger al organismo contra los diferentes tipos de microbios. Cuando hay una infección aumentan su número para mejorar las defensas. Unos se forman en la médula ósea y otros en el sistema linfático (bazo, ganglios, etc.).

ü  Plaquetas: Son las células sanguíneas más pequeñas. Se producen también en la médula ósea y viven unos 6-7 días. Su función es coagular la sangre, cuando se rompe un vaso circulatorio ellas vienen y rodean la herida para disminuir el tamaño,  evitar el sangrado y dar tiempo a la formación del coagulo definitivo.

Enfermedades de la sangre
La anemia, leucemia y hemofilia, enfermedades de la sangre, pueden afectar –básicamente- elementos celulares (glóbulos rojos, plaquetas y leucocitos), plasmáticos (inmunoglobulinas, etc.), órganos hematopoyéticos (médula ósea) y órganos linfoides (ganglios linfáticos y bazo).

ü  La anemia. Es una alteración de la composición sanguínea, entendida como la condición clínica determinada por una disminución de glóbulos rojos. Es más bien un síntoma de enfermedad, que una enfermedad en sí.

Una causa común de anemia es no tener una cantidad de hierro suficiente. Esto debido a varios factores: pérdida de sangre, dieta deficiente, diversos problemas con la médula ósea. La anemia ferropénica es la más común en las mujeres que tienen períodos menstruales con flujo abundante. Son síntomas de anemia: la fatiga, dificultad para respirar, palidez anormal.

ü  Leucemia. Este término considera a un grupo de enfermedades malignas (cáncer) de la medula ósea cuyo resultado es un aumento incontrolado de los leucocitos, es el cáncer más frecuente en la infancia.

ü  La hemofilia. Es una enfermedad genética recesiva relacionada con el cromosoma X, esto significa que las mujeres son portadoras mientras que los hijos hombres son los que manifiestan la enfermedad.  Consiste en la ausencia de unos factores de coagulación que se encuentra en el plasma sanguíneo. Como resultado de ello las personas que tienen esta enfermedad pueden sangrar durante más tiempo y sufrir una lesión. También pueden tener sangrado interno, especialmente en las rodillas, los tobillos y los codos que puede lesionar sus órganos o tejidos y poner la vida en peligro.

Bióloga.

Laboratorio Análisis Clínicos.

Universidad de Piura.

 

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