Por Cecilia Campana Marroquín

Por Julio Talledo. 12 julio, 2012.

La adicción al trabajo es más frecuente de lo que creemos. No hay edad definida para la adicción al trabajo, ya que también hay alumnos adictos al estudio. Además, estas personas no trabajan para ser mejor, ni estudian para saber, para enfrentar retos; sólo lo hacen para sobresalir, ser los primeros, tener poder, fama, hacer, a los que le rodean, dependientes de su decisión; de esta manera la persona, pierde la capacidad, que distingue al ser humano, la capacidad de amar, es decir pensar “si te ayudo”, “si comparto”, “si te entiendo”, “sí te atiendo” y actuar en consecuencia.

Las personas con este mal pensarán constantemente en su trabajo, en todo lo que les falta, será intransigente con los demás, dirá a sus colaboradores o colegas frases con esta “siempre interrumpes cuando estoy más ocupado”. Nunca estará disponible para compartir una alegría, una preocupación de los que le rodean. Se quedará siempre más horas en el trabajo por la imposibilidad de abandonarlo. Muchos días se llevará trabajo a casa, faltándole tiempo para terminarlo. Nunca estará conforme con el trabajo de los demás, supervisará todo personalmente. En sus compañeros no verá amigos, verá peldaños para subir… Es una persona que necesita la admiración y obediencia de los demás, no pondrá limites a sus ansias de sobresalir, le dolerán muchísimo sus fracasos, y estos, lo cree firmemente, siempre serán por culpa de alguien más, de las circunstancias, pero nunca de él. En las vacaciones, tratará de ponerse actividades para realizar, también estará pendiente del calendario para saber cuando se acaban. No disfrutará del silencio, de la compañía de sus seres queridos.

Saber que esta actitud no es la correcta  implica una decisión racional, ya  que supone reconocer que hay cosas que se pueden hacer mejor, pero se necesita la ayuda de un especialista, ya que sabrá exactamente si la actitud hacia el trabajo, es obsesiva  o es genética. En el primer caso necesitaremos terapia y ejercicio de la voluntad, estrategias muy bien planteadas y el deseo de mejorar. En el segundo, tomar pastillas para regular el desbalance químico en el organismo y voluntad para cortar con actitudes enraizadas en nuestra conducta.

Consecuencias en las empresas:

  • En las empresas donde los profesionales con adicción al trabajo se desempeñan, elevarán el nivel de stress sin ningún ambiente contenedor del mismo, lo que conduce a faltas graves de comunicación, iras injustificadas, desórdenes en la ejecución del trabajo y además, dificulta de manera alarmante, el cumplimiento de objetivos a mediano y largo plazo.

  • El profesional afectado con este mal, lleva trabajo a casa y genera aislamiento en hogar, impactando negativamente en la vida familiar, y esta preocupación la llevará al trabajo y viceversa, generando un círculo vicioso. Como en los remolinos, deberá ir contra corriente para salir.

  • Otro impacto negativo es el absentismo por problemas de salud retrasando temas importantes y urgentes y, como no ha capacitado al personal, no se podrá seguir con el plan previsto, impactando negativamente a los clientes internos y  a los grupos de interes de la empresa.

Responsabilidad de los jefes

  • La labor de los buenos jefes es lograr que cada trabajador sea cada vez mejor persona, por lo tanto deben hablarle con la honestidad y claridad como a él le gustaría que le hablen, debe hacerle comprender las  razones que subyacen en su conducta para que entienda que el trabajo no es lo único importante en la vida, que cada actividad tiene su momento y lugar, que hay que aprender a decir NO PUEDO y quedarse con paz, debe ayudarle a construir una jerarquía de valores, saber qué es lo importante en la vida de cada persona, acompañarlo en su proceso de cambio.

  • También debe estar atento de generar un ambiente que permita el desenvolvimiento de las cualidades personales.

  • Debe darles los recursos adecuados para desarrollar un trabajo eficaz, la escala salarial y los alicientes sean los proporcionados a su trabajo y siembre brindar el apoyo cuando sea necesario.

Docente.

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el blog Visión de servicio, lunes 2 de julio de 2012.

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