Dentro de poco, niños y jóvenes empezarán el periodo vocacional, por lo que conviene recordar que las vacaciones es un tiempo para descansar; pero, el descanso no es no hacer nada, sino ocuparse en actividades que requieren menos esfuerzo que el habitual.

Por Genara Castillo. 16 diciembre, 2013.

Dentro de poco, niños y jóvenes empezarán el periodo vocacional, por lo  que conviene recordar que las vacaciones es un tiempo para descansar; pero, el  descanso no es no hacer nada, sino ocuparse en actividades que requieren menos esfuerzo que el habitual. ¿Cuál es su sentido? ¿Para qué?

Las vacaciones son una gran oportunidad para complementar la formación escolar o universitaria, a menudo centrada en temas de formación intelectual. Sin embargo, si una persona solo desarrollara su inteligencia, tendría una formación incompleta, porque la persona tiene aproximadamente una docena de potencias y facultades; la inteligencia es solo una de ella. La inteligencia no lo es todo en la vida.

Por eso, las vacaciones son ideales para completar la formación con el ejercicio y cultivo de facultades como: la imaginación, la memoria, la vista, el oído, etc. Esto se hace a través de la buena lectura, del buen cine (séptimo arte). Saber apreciar la buena música, aprender a tocar un instrumento musical, cultivar el canto, la danza moderna o clásica, aprender idiomas (como el inglés y el chino mandarín) y, especialmente, aprender y practicar más el deporte preferido, son excelentes medios de formación.

En los niños, es fundamental ayudarles a jugar respetando las reglas, sin hacer trampas, respetando a los demás, etc. Asimismo, para ellos, la danza y el aprendizaje de idiomas son ideales, pues están en un periodo sensitivo en el que sus conexiones neuronales se están configurando; y,  las “pistas” neuronales que recorren son requisito para posteriores aprendizajes. La diferencia entre la época escolar y la de las vacaciones es el grado de intensidad de las actividades, ya que la exigencia no es tan fuerte en esta última.

En los adolescentes, es importantísimo continuar y acentuar la buena lectura y el buen cine. Obras como “El principito” o “Corazón”, van dejando paso a algunas obras de mayor calado como las de la Saga del Padre Brown de Chesterton, en las que de manera fácil se introducen en el razonamiento inductivo, ya que a través de indicios van hilándolos y conectándolos hasta llegar a descubrir al verdadero autor de cada hazaña o acción equivocada.

Los jóvenes tienen retos mayores en lectura y buen cine con los que van adquiriendo “experiencia”, a través de las buenas obras de literatura o cine. Felizmente, los grandes maestros de cine saben representar muy bien la conducta humana y lo que hay detrás de ella.

Por otra parte, los adolescentes aprenden valores como la fortaleza, por ejemplo, en la película “El jardín secreto”. También pueden aprenderá  vivir bien el enamoramiento, con la película mexicana “El estudiante”, etc. Es importante no abandonarse en las vacaciones. Hay que fomentar buenos hábitos, como los de la generosidad, ya que hay más tiempo para ocuparse de los  demás, empezando por los miembros de la propia familia, especialmente de los más débiles.

Si se hace así, se habrá aprovechado las vacaciones para crecer y desarrollarse cognitiva y éticamente, completando la formación de una personalidad íntegra y de mayor riqueza en todo sentido.

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