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Feb

2013

"El JNE debe ser el garante de las encuestas de opinión"

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Fernando Huamán, docente de Opinión pública de la UDEP, da unos alcances sobre las encuestas de opinión y su garantía.

Por Fernando Huamán. 25 febrero, 2013.

Fernando Huamán

La gran diferencia en los resultados difundidos por dos encuestadoras respecto a la revocatoria de Susana villarán, causó revuelo a comienzos de la semana. Un aparente empate técnico para una; y más de 15 puntos de diferencia registrados por la otra encuestadora, traen al tapete el rol de las encuestadoras. Fernando Huamán Flores, docente de Opinión pública de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura, da algunos alcances sobre el tema.

Dado que los resultados de las últimas encuestas discrepan entre sí, ¿cree que se trate de un posible sesgo?

Para dar una respuesta certera, primero debemos remitirnos a la ficha técnica. He revisado los criterios técnicos empleados por Datum y Apoyo y tienen la rigurosidad estándar en los estudios de opinión pública. Sin embargo, el hecho de que existan resultados tan distintos entre ambas empresas sí nos hace sospechar que alguien ha fallado en el proceso de recojo de información.

Lamentablemente eso no es algo que podamos averiguar desde la ficha técnica; la empresa que tenga duda deberá realizar una auditoría interna para evaluar dónde se encuentra el error.

Datum ha dicho que sus resultados son distintos por su metodología…

Los métodos de investigación son, dicho en fácil, caminos para llegar a una realidad. Tienen un carácter instrumental porque lo importante no son ellos (las encuestas) sino lo que miden (el sentir del publico). Por eso mismo, cuando estamos frente a un estudio de percepción social no podemos afirmar que a las metodologías distintas le corresponden resultados desiguales y si estos son distintos es porque alguien ha equivocado la metodología o, por lo menos, parte de ella. La diferencia de resultado puede explicarse con el margen de error, pero aquí –por lo dispar del resultado– no nos sirve. No debemos olvidar que la realidad es una y a ella hay que llegar.

Suele decirse: “las estadísticas hablan”, pero parece que hay momentos en que no podemos interpretar con certeza el escenario, ¿es así?

Las estadísticas en opinión pública no hablan, tampoco se equivocan; son solo un punto de partida para el análisis. Es común ver a los analistas sacar conclusiones a partir de los porcentajes obtenidos, pero si a ello no le sumamos una interpretación desde la teoría de la opinión pública, será fácil equivocar la lectura del clima social. Por ejemplo, en la última elección presidencial las encuestas no señalaron los reales porcentajes de los candidatos que pasaron a segunda vuelta.

¿Por error estadístico?

Esto no fue un error estadístico sino conceptual: tanto Humala como Fujimori mostraban indicadores suficientes para asignarles un voto oculto; además, los resultados señalaban que su fuerte estaba en las zonas más pobres, donde los encuestadores llegaban muy poco. El número por sí solo es muy limitado. En pocas palabras, la interpretación de la realidad la debe realizar el analista, no la encuesta.

En este escenario, ¿habría que supervisar el trabajo de las encuestadoras?

La fiscalización de las encuestadoras es algo que compete al Jurado Nacional de Elecciones. Las empresas están obligadas, por ley, a presentar la ficha técnica completa. Hace un par de años se intentó incluir otros requisitos, pero las encuestadoras amenazaron con dejar de realizar proyecciones electorales; y recibieron el apoyo de los medios de comunicación.

El asunto es complejo. Creo que debemos revisar qué tan presente está el JNE como garante de las encuestas de opinión. Aún existen dudas porque parece que no estamos completamente libres de la manipulación de los números. Es importante estar preocupados por el termómetro y no solo por el resultado.
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