Por Lady Olivares Mauricio

Por Julio Talledo. 15 abril, 2013.

Independientemente de que el título de este artículo aluda a una historia infantil, hoy nos detendremos en el género gramatical y su relación con el sexo de la entidad que señala. Es frecuente que asociemos la terminación –a,  y  el artículo “la”, con los sustantivos femeninos y el sexo mujer. Sin embargo, “la bella” hace referencia a una hermosa dama enamorada de un príncipe convertido en “la bestia”; por lo tanto el género gramatical no se corresponde necesariamente con el significado de sexo.

Desde la perspectiva lingüística, en español existen dos géneros gramaticales: masculino y femenino. Cuando el sustantivo hace referencia a seres animados, existe una forma específica para cada uno de ellos correspondiente con la distinción de sexo. Así, podemos encontrarnos con pares como profesor/profesora, niño/niña, padrino/madrina, caballo/yegua, gato/gata; etc.; pero también con palabras que frenan esta posibilidad: estudiante, ardilla, criatura, víctima, personaje, bebe (o bebé), etc.

“Estudiante” es un sustantivo común en cuanto al género, es decir, es una palabra que necesita de un artículo o demás palabras para señalar el género que puede adoptar en relación con el sexo del ser animado al que se refiere: “Juan es un buen estudiante” (masculino) o “María es una buena estudiante” (femenino).

“Ardilla”, “criatura” y “víctima” son llamados sustantivos epicenos: tienen una única forma a la que le corresponde solo un género gramatical, aunque señalen entes de diferente sexo. Así, los tres son epicenos femeninos, por lo tanto, solo aceptan determinativos y adjetivos femeninos. La diferencia de sexo la marcan añadiendo las palabras macho / hembra o varón / mujer, según el caso. Por ejemplo: “La ardilla macho parecía molesta”, “La víctima, que resultó ser un hombre joven, fue trasladada al hospital”, “Esa criatura es una llorona” (refiriéndonos a un niño). Nótese que los artículos y los adjetivos concuerdan en femenino con el género gramatical del epiceno, aunque se refieren a seres de sexo macho o masculino.

Son incorrectas, pues, concordancias como *El ardilla macho, *La víctima, que resultó ser un hombre joven, fue trasladado al hospital, *Esa criatura es un llorón”.

Por último, en el epiceno bebe (o bebé) hoy se acepta su uso como sustantivo común, que se da con preferencia en el español de América: “Tuvo un varoncito, el bebé es precioso”; “Ha tenido una mujercita, la bebé es preciosa”.

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