Nos resulta a veces difícil explicar a nuestros alumnos la diferencia entre sustantivos contables y sustantivos incontables, a pesar de que sus nombres son bastante transparentes: los primeros se pueden contar; los segundos, no. Más allá de la marca denominativa, la diferencia entre unos y otros es su naturaleza semántica. Así, se suele decir que […]

Por Eliana Gonzales. 19 agosto, 2013.

Nos resulta a veces difícil explicar a nuestros alumnos la diferencia entre sustantivos contables y sustantivos incontables, a pesar de que sus nombres son bastante transparentes: los primeros se pueden contar; los segundos, no.

Más allá de la marca denominativa, la diferencia entre unos y otros es su naturaleza semántica. Así, se suele decir que los contables poseen un campo semántico segmentable en ejemplares diversos (tres sillas, cinco películas, dos libros…); mientras que los incontables no lo tienen, pues suelen designar realidades que pueden medirse, pesarse, pero nunca contarse (cinco litros de agua, tres kilogramos de arena…).

Insistimos en que si bien la diferencia es clara a primera vista, precisamos que muchos sustantivos pueden pertenecer a una clase o a otra en diversos contextos. Por ejemplo, en “Deme un tomate” estamos frente a un sustantivo contable; pero, en “Tienes tomate en la camisa” encontramos un caso de sustantivo incontable.

Los incontables, llamados también continuos, suelen aparecer en singular precedidos de indefinidos (mucho, poco, bastante…); e incluso admiten morfemas de plural, aunque no necesariamente indiquen pluralidad, sino más bien manifiestan énfasis, como sucede con ‘arenas’ y ‘aguas’, que a veces usamos para referirnos a la gran cantidad de arena de una playa o a la gran cantidad de agua que hay en el mar.

Ahora bien, cuando los sustantivos incontables se presentan como sujetos en singular con verbos de existencia o acaecimiento pueden aparecer sin determinantes: “Sale agua”, “Absorbió humo”, “Vino gente”. Esto no ocurre cuando se trata de los contables en singular: “Sale el niño” o “Sale un niño” (pero no *Sale niño), pues este tipo de sustantivo necesita esa determinación del presentador. Sin embargo, pese a esta restricción, se lee en algunos titulares de prensa: “Muere soldado en la selva”, “Estalla coche bomba en Irak”, “Mujer asesina a conviviente”, “Anciana muere en hospital”…

Finalmente, queremos citar el caso peculiar del sustantivo incontable “dinero”, del que no son posibles las formas “un dinero”, “dos dineros”, “cien dineros”, a diferencia de las monedas y los billetes que sí se pueden contar: “dos monedas de cinco”, “tres billetes de veinte”. Por tanto, su determinación se realiza con indefinidos en singular: “mucho dinero”, “poco dinero”, “bastante dinero”; a pesar de que ‘dinero’ ha sido un sustantivo contable en la lengua medieval: […] peche diez sueldos y tres dineros (Sánchez Valladolid, Crónica) (Nueva gramática de le lengua española, 2009: 802).contable_incontable

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