Dr. Gerardo Castillo Córdova

Por Julio Talledo. 21 octubre, 2013.

En las últimas décadas se han logrado importantísimos avances científicos en relación al VIH/SIDA, por lo que actualmente podríamos considerar al SIDA como una enfermedad crónica con la que el paciente puede sobrevivir muchos años, con un adecuado cumplimiento y buena adherencia al tratamiento antirretroviral.

El cumplimiento se define como la correcta toma de los medicamentos, según las indicaciones médicas. La adherencia es la actitud del paciente ante la medicación prescrita por el médico, demostrando un real compromiso con el tratamiento establecido. Sin embargo, muchas veces hay falta de cumplimiento o mala adherencia. Estos se dan cuando: no se toman los fármacos prescritos (al menos 19 de cada 20 dosis); se reduce la dosis prescrita (menos fármacos por dosis); no se respetan los intervalos entre dosis ni las indicaciones de ayuno o ingestión con alimentos; se toman otros fármacos sin consulta previa al médico (interacciones); o cuando el paciente abandona por iniciativa propia alguno de los antirretrovirales.

Los factores que más se asocian a una mala adherencia al tratamiento antirretroviral son: sexo femenino, menor edad, bajo nivel educativo, menores ingresos, marginación social, consumo de drogas, falta de percepción de eficacia de los medicamentos, estrés, depresión, falta de motivación, número elevado de comprimidos y complejidad en las pautas de administración.

A nivel mundial, de 20 a 50% de los pacientes no tienen un nivel óptimo de adherencia al tratamiento. Dos investigaciones realizadas en los últimos años, registran una adherencia de solo el 30%, una cifra bastante lejana de los objetivos trazados.

Las principales consecuencias de esta falta de cumplimiento y adherencia es el poco beneficio clínico de estos pacientes, la reducción de su calidad de vida, el aumento de la resistencia a los fármacos, el desperdicio de los recursos gubernamentales y la necesidad de un mayor presupuesto para atender una serie de complicaciones de esta enfermedad, que demandarán mayores gastos hospitalarios.

Por ello, mejorar la adherencia al tratamiento constituye hoy el reto más grande que enfrentan la salud pública y las estrategias diseñadas para controlar el SIDA en nuestro país y en el mundo entero. Actualmente se promueven acciones educativas y de apoyo al paciente para que cumpla mejor su tratamiento antirretroviral. Así, Onusida (Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA) fomenta, a nivel mundial, la dosis única, puesta en vigencia en el 2010. Desde entonces, 1,4 millones de personas comenzaron el tratamiento, lo que redujo el número de muertes por causas relacionadas con el SIDA, respecto a otros años. La sostenibilidad de las acciones y su optimización permitirán incrementar los porcentajes de adherencia y cumplimiento; en consecuencia, lograr un muy significativo avance en la lucha contra el Sida.

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