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Ene

2014

El 27 de setiembre beatificarán a Mons. Álvaro del Portillo

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El segundo Gran Canciller de la Universidad de Piura será beatificado en Madrid, su ciudad natal.

Por Cesar Flores Córdova. 22 enero, 2014.

Alvaro del Portillo

Después del milagro aprobado por el Papa Francisco, y publicado con el Decreto de la Congregación de las Causas de los Santos del 5 de julio de 2013, la Santa Sede ha comunicado con fecha de ayer que el Santo Padre –acogiendo la petición dirigida por el Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría– ha establecido que Monseñor Álvaro del Portillo, segundo Gran Canciller de la Universidad de Piura, sea beatificado en Madrid, su ciudad natal, el sábado 27 de septiembre de 2014.

La ceremonia de beatificación estará presidida por el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato.

Siervo de la Iglesia

“En este momento de profunda alegría –ha afirmado Mons. Javier Echevarría– deseo agradecer al Papa Francisco la beatificación de este obispo que tanto amó y sirvió a la Iglesia. Desde ahora encomendamos al futuro beato las intenciones del Santo Padre: la renovación apostólica y el servicio a Dios de todos los cristianos, la promoción y ayuda de los más necesitados, el próximo Sínodo sobre la familia, la santidad de los sacerdotes”.

El Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, ha recordado a Mons. Del Portillo, como “un gran apoyo para san Josemaría y un fidelísimo colaborador de Juan Pablo II”. Y ha añadido: “acudo ahora a la intercesión de este siervo bueno y fiel, y le pido que nos ‘contagie’ su lealtad a Dios, a la Iglesia, al Papa, a san Josemaría, a los amigos; que nos consiga su sensibilidad social, que se manifestó en el impulso de numerosas iniciativas en todo el mundo a favor de los más necesitados; que nos obtenga su predilección por la familia y su apasionado amor al sacerdocio, así como su piedad tierna y sencilla, que tenía un marcado acento mariano”.

El milagro de Don Álvaro

El milagro aprobado por la Santa Sede, que abre la causa de la Beatificación, se refiere a la curación instantánea (2003) del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson quien –a los pocos días de nacer– sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva. Sus padres pidieron con gran fe la intercesión de Don Álvaro y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo. Diez años después, José Ignacio desarrolla su vida con normalidad. La curación milagrosa tuvo lugar en agosto de 2003.

Mons. Flavio Capucci, postulador de la causa, relata que ha recibido unas 12 000 relaciones firmadas de favores obtenidos por intercesión de don Álvaro. Señala también que muchos de esos favores se refieren a la vida familiar: “matrimonios que recobran la armonía conyugal; nacimiento de hijos, a veces después de muchos años de espera antes de acudir a su intercesión; reconciliaciones entre parientes enojados; partos de niños sanos después del diagnóstico de que el bebé nacería enfermo… Don Álvaro era una persona familiar y realizó una masiva catequesis sobre la familia; quizá por eso surge espontáneo el deseo de acudir a su intercesión para cuestiones de este tipo”.

Breve Biografía

Monseñor Álvaro del Portillo y Diez de Sollano falleció el 23 de marzo de 1994; había cumplido 80 años el 11 de marzo y regresaba de una peregrinación a Tierra Santa. Hasta entonces, había sido el sucesor de San Josemaría Escrivá, Fundador y Primer Gran Canciller de la Universidad de Piura.

Perteneció al Opus Dei desde 1935 y, desde la fundación de la UDEP y al igual que San Josemaría, albergó siembre un intenso cariño por esta casa de estudios, por lo que quiso regalarle las imágenes de Santa María, Asiento de la Sabiduría, con el Niño y San José que presiden la Ermita del campus, desde el 17 de noviembre de 1982.

Se caracterizó por su cercanía y fidelidad al mensaje espiritual de San Josemaría desde su admisión a la Obra, cuando aún tenía 21 años, hasta que sucedió al Fundador después de su muerte (1975). También ha sido un ejemplo de fidelidad y gratitud hacia Dios y de servicio a la Iglesia.

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