25

Mar

2014

El hombre de la eterna sonrisa (II parte)

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Este mes el Padre Alberto Clavell, uno de los capellanes más queridos en la Universidad de Piura, cumplió 50 años de vida sacerdotal.

Por Dirección de Comunicación. 25 marzo, 2014.

Continuación del artículo: El hombre de la eterna sonrisa (I parte)

Alberto Clavell AQP“Casi me muero. No pensé que iba a salir de ese problema pero con la ayuda de Dios lo vencí. Volví a Roma en el 71 y estuve con San Josemaría. Me daba cuenta de que era alguien muy especial. Muy humano y muy sobrenatural. Era bromista. Un día le enseñé todos mis trofeos deportivos: medalla de oro de Dublín, una de plata de Lisboa y una placa al mejor deportista de mi ciudad. Él nos pedía mucho que seamos deportistas, doctos, alegres y santos en lo humano y lo sobrenatural. Se preocupaba mucho de nosotros”.

Incluso llegó a conocer a Don Álvaro del Portillo. “Al lado de San Josemaría siempre estaba Álvaro. No era la sombra, para mí era alguien que iba a su costado, tan santo como él”. Era tal su cercanía que hay varias fotografías en donde se les ve juntos. Nunca olvidará la tarde cuando el santo les besó las manos en señal de humildad. El padre Alberto no resistió y se agachó para darle un beso en la cabeza, puesto que San Josemaría representaba una figura paterna muy cercana.

El Padre Alberto Clavell y San Josemaría Escrivá

El Padre Alberto Clavell y San Josemaría Escrivá

En 1980, de regreso al Perú le encargaron la tarea de evangelizar en Arequipa. La ciudad blanca no pudo tener mayor privilegio, pues gracias a la iniciativa y empeño del Padre Clavell, se logró lo imposible. “Cuando nos enteramos del viaje del Papa al Perú, yo le digo al arzobispo de Arequipa si el Papa viene va a coronar a la Virgen de Chapi y yo me encargo de eso”. Al poco tiempo, el padre Clavell enviaba a Roma un libro con toda la información necesaria. La respuesta del Vaticano fue positiva.

Con tremendo reto, Alberto se dedicó de manera exclusiva a organizar toda la ceremonia. Diseñó las vestimentas, dirigió la ceremonia, mandó hacer las coronas, entre tantos quehaceres. La última semana antes de la llegada del papa, el padre Alberto bajó más de seis kilos. Un trabajo agobiante, pero hermoso.

“En la Eucaristía, yo me di la paz con Juan Pablo II. A la hora de la coronación, primero le coloca el ornamento al niño de manera perfecta. Cuando era el turno de la Virgen no acierta. En ese momento yo me doy la vuelta y lo ayudo. La coronamos los dos juntos. Una dicha que no se puede explicar con palabras”, recuerda emocionado el padre Clavell.

Coronación de la Virgen de Chapi en Arequipa.

Coronación de la Virgen de Chapi en Arequipa.

Después de esa grata experiencia, de 1988 a 1993 fue enviado a trabajar a Cañete y la sierra de Lima. Vivió en carne propia la violencia del terrorismo. Incluso secuestraron a dos compañeros sacerdotes. Encontraba las pizarras con consignas, borraba los mensajes y enseñaba con el ejemplo.

Desde 1993 hasta la fecha evangeliza en Lima. Su corazón se divide entre los alumnos del colegio Alpamayo y, desde el 2003, en la Universidad de Piura. En el campus de Lima es capellán del Programa de Administración de Servicios y quien lo ve en su trabajo diario puede notar que Clavell Cabot es un alumno más, que vive y se apasiona con cada ciclo de estudio. Actualmente los alumnos de quinto ciclo del Programa de Administración de Servicios llevan con él la asignatura de Teología 2.

Homenaje en la Universidad de Piura - Campus Lima

Homenaje en la Universidad de Piura – Campus Lima

La figura de Alberto Clavell es la de un padre bondadoso que siempre está dispuesto a escuchar y dar un valioso consejo que alimenta el alma. Sus 50 años de trabajo lo han hecho un hombre feliz: ” No cambiaría nada de mi vida porque es providencia de Dios, todo viene de Dios. Y si son años difíciles te permiten aprender un montón.”

Hoy, a sus 74 años, la vida le da otro encargo que lo llena de entusiasmo;  ser el párroco de una iglesia dedicada a San Josemaría, en San Borja, que en un mes se empieza a construir. Sin duda, la obra ya encontró una base muy sólida sobre la cual erigirse: 50 años de experiencia, servicio, vocación  y mucha, mucha fe.

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