16

Ene

2014

Hablar de Economía con Miguel Martínez-Echevarría y Ortega, subdirector del Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, más que de “números”, como él mismo dice, es conversar con humanidades. Es claro en proponer que se destierre la idea de que la Economía está en las cifras; afirma que para que el mundo avance, la economía debe centrarse en la persona y en las relaciones con los demás.

Por Julio Talledo. 16 enero, 2014.

El doctor Miguel Martínez- Echevarría y Ortega.

El doctor Miguel Martínez-Echevarría y Ortega.

Hablar de Economía con Miguel Martínez-Echevarría y Ortega, subdirector del Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, más que de “números”, como él mismo dice, es conversar con humanidades. Es claro en proponer que se destierre la idea de que la Economía está en las cifras; afirma que para que el mundo avance, la economía debe centrarse en la persona y en las relaciones con los demás.

Según el economista, filósofo y doctor en Ciencias Físicas, a los países con menos desarrollo (no le gusta hablar de países del tercer mundo) les falta  empresarios que generen rentabilidad para sus empresas y, al mismo tiempo, ayuden a que otros desarrollen y hagan ganar a su país.

Usted ha dicho a los empresarios piuranos que la economía no está en las cosas…

Pregunté que tenía Piura y me dijeron mangos, limones, petróleo, pesca… Nadie me habló de su gente, de los piuranos. La pesca y el petróleo dependen de quien extraiga y procese. Por ello, la riqueza está en las personas, que crean cosas nuevas y luchan por mejorar el nivel de vida. La riqueza no está en el suelo ni en el mar, está en la gente. Los economistas en general creen que la economía está en las cosas, es decir, que estas son lo más importante para ella y no es así: lo más importante es la persona.

Además, la persona no es una realidad aislada por lo que también son importantes sus relaciones con los demás. La economía implica crear relaciones sociales que favorezcan el crecimiento de las personas; será buena en la medida en la que vaya creando una densidad de relaciones que facilite la incorporación de todos en los procesos; es decir, cuando haga que todos sean importantes, que crezcan en capacidades y en aportes.

Entonces… ¿qué es una mala economía?

Lo que vemos: que la gran mayoría de personas no está incluida en los procesos. Son muchos los que no tienen, que no pueden crecer humanamente y tampoco tienen mucho que aportar, pues no crecen. La economía debe funcionar para darle sustento a esa sociedad, a las familias, a las escuelas, a las amistades. Lo que hay que lograr es mejorar la calidad de las relaciones humanas.

¿Cómo?

Mi objetivo no es dar recetas, sino que los peruanos y piuranos sepan que ir adelante en temas económicos no es crear una sociedad insolidaria: donde cada cual va a lo suyo. Una sociedad así no avanza, sino más bien su rumbo es la pobreza. Lo importante es que haya gran preocupación de los unos por los otros; que los empresarios se preocupen de la gente con la que trabaja, de sus clientes. A la par, es importante que quienes no están en el mundo de la empresa, pero que conforman el tejido social, también se preocupen: los maestros de los estudiantes, los dirigentes políticos de la gente…

Hay la impresión de que cuando se dice que hay que preocuparse por la persona se marcha hacia una economía no tan rentable.

La rentabilidad es un concepto relativo: atracar en una esquina es lo más rentable que puede haber, mientras no te agarre la policía… puede ser también que un empresario obtenga una gran rentabilidad a base de vender productos malos y de engañar a la gente, o en base a ahorrar y de reducir costes en donde no debe; por ejemplo, puede elaborar un producto alimenticio con un ingrediente que no es bueno.

El criterio de la rentabilidad no es decisivo, pues las personas humanas deben tener otros valores. Pienso que si una sociedad se moviera solo por la rentabilidad, no funcionaría. Además, no todas las cosas funcionan por rentabilidad. Por ejemplo, una mamá no atiende a su hijo porque sea rentable. Las empresas tienen que moverse por criterios de rentabilidad, pero los empresarios deben entender que este no es el único, sino que hay otros y, el primero, es el respeto a los demás. Si piensa que la rentabilidad es lo único y que en base a ello puede hacer todo, pierde.

¿Cuál es entonces el rol de los empresarios? ¿Qué virtudes deben tener?

Honradez y tenacidad. Un empresario bueno es honrado, realista, sabe qué puede hacer y qué no, y, sobre todo, no se desanima por nada. El empresario no puede ser una especie de cazador, que solamente va con la escopeta cargada y pega un tiro donde hay fortuna y nada más sino que debe crear organizaciones con cultura, estructuras y riqueza; es decir, debe preocuparse por formar a la gente que está con él y que, a su vez, esta quiera y trate bien a otra gente.

En verdad, ser empresario es complicado y si alguien cree que lo es porque gana dinero, entonces ni siquiera está enterado de lo que es ser un empresario. Un empresario es aquel que crea un buen tejido social: por ejemplo, si crea un buen producto y con ello da trabajo y facilita la vida de otras personas, si se esfuerza cada día porque su trabajo esté mejor hecho y sus productos mejor elaborados, que lleguen a más…

A un verdadero empresario le mueve el deseo por trabajar bien, ayudar a su país y ganar. Su tarea es ardua, difícil, comprometida y vocacional. En esencia, un empresario es el que quiere a su familia y a su patria: es un patriota.

¿Por qué un patriota?

Porque ama a su patria y la ama creando trabajo para que otros se desarrollen. No la ama en abstracto, sino ayudando a otros. Hacen falta muchos empresarios.

Empresario es emprender que significa ponerse al servicio de los demás.

¿El empresario  nace o se hace?

Ni lo uno ni lo otro. El empresario lucha por lo que le gusta y quiere, puede ser nacido o puede que andando por otros rumbos despierte en él esa vocación por ganar y ayudar a crecer a la gente. Lo importante no es darse cuenta de que hay pobres que no tienen para comer, sino ser conscientes de que esas personas son la verdadera fuente de riqueza y hay que desarrollarlas, no solo para que el país se gane el adjetivo de rico, sino porque son seres humanos y se lo merecen.

[destacado]

El doctor Miguel Martínez-Echevarría y Ortega es profesor de Teoría Económica de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Navarra y subdirector del Instituto de Empresas y Humanismo de la misma Universidad. Es economista, filósofo y también doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Valencia. Estuvo en al UDEP y se reunió con empresarios de Piura, profesores y alumnos de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y del Máster en Dirección y Gestión Empresarial.

[/destacado]

Entrevista realizada en el año 2005.

Comparte: