Dentro del panorama nacional, el norte del Perú es una región de muy definida presencia literaria (y mencionaré tan solo, como dos ejemplos sobradamente conocidos, al narrador Miguel Gutiérrez y el poeta Marco Martos). No ocurre lo mismo, no obstante, para el conjunto de lectores en lengua española, fuera de la abundancia de referencias en […]
Por Manuel Prendes Guardiola. 16 enero, 2014.Dentro del panorama nacional, el norte del Perú es una región de muy definida presencia literaria (y mencionaré tan solo, como dos ejemplos sobradamente conocidos, al narrador Miguel Gutiérrez y el poeta Marco Martos). No ocurre lo mismo, no obstante, para el conjunto de lectores en lengua española, fuera de la abundancia de referencias en la obra de Vargas Llosa. Por eso, resulta una grata sorpresa descubrir la edición al otro lado del océano de un libro de cuentos, “Historia de todos”, que toma como escenario principal una versión fabulosa de nuestras tierras. Y no solo por orgullo local, sino también por tratarse de una obra de inventiva y estilo cautivadores.
El escritor español Héctor Gómez Navarro, ganador con “Historia de todos” del Premio Asturias Joven de Narrativa, ha vivido largas temporadas en Piura investigando en profundidad los mitos de la región. En tal conocimiento se encuentra la raíz de algunos de los cuentos del libro (“María Macanche”, “El bufeo colorado”) que podrían recordar el habitual tratamiento de los mitos locales en nuestro reconocido cuentista Óscar Colchado Lucio: la presencia viva de una leyenda sobrenatural que se acaba –esperadamente- revelando como cierta. Sin embargo, Gómez Navarro se permite más de una vez jugar con las siempre rigurosas y a menudo siniestras reglas de las criaturas inhumanas, bien manteniendo el suspenso sobre su credibilidad (para lograr así la sorpresa final), o bien directamente parodiándolas: el desarrollo y desenlace tienen entonces menos que ver con la materialización de las fuerzas extrañas de la naturaleza que con la fuerte creencia en ellas (como ocurre en el cuento “Chucllachaqui”).
No toda la fantasía de “Historia de todos” es tétrica y étnica, como calladamente nos anticipa la escena circense de la carátula. En ocasiones, evoca otras fuentes culturales, tradicionales o librescas: de ese modo se explica la alternancia de peruanísimos mujeres-serpiente y hombres-delfín con presuntos ángeles, autómatas pensantes, hombres lobo y melodías capaces de anular las más remotas distancias del Perú. Llamaré la atención sobre el muy poético relato “La selva de Satie”, quizás el más abiertamente “mestizo” de todos los del libro, entre ciudad y selva, lo occidental y lo amazónico.
Todas estas historias comparten algo más que un volumen: los une una geografía que, aunque a veces se extiende hasta lugares más lejanos, tiene como corazón una ciudad de aire tan rural y piurano como RíoSol, y unos personajes que emigran de unos textos a otros, con cambios tan verosímiles como, sin embargo, sorprendentes. La fantasía no distrae tampoco de arraigadas lacras como la pobreza, el abuso de poder o la marginación del justo o el extraño, frente a la universal aspiración de paz y libertad, de un hogar y una familia. El título del libro, en ese sentido, tiene mucho más alcance que el del cuento al que da nombre: estos relatos tan locales y tan fabulosos encierran claves universales y reales.
