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May

2014

La historia del preescolar en el Perú o por qué graduarse de jardín

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El 25 de mayo se celebró en todo el país el día de los jardines de la infancia. Pero, ¿es realmente necesario que los niños estudien antes de los seis años o se trata de una moda extranjera adoptada en el país? Carmen Landívar, docente de Educación, explica la conveniencia de los kindergarten en el país.

Por Evelyn Coloma. 26 mayo, 2014.

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Conseguir vacante, un mandil, una lonchera, una larga lista de útiles escolares… Enviar a niños menores de seis años al colegio parece complicado. Carmen Landívar, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad, estima que es necesario. Y explica que la tradición de los nidos tiene más de 200 años:

“En el mundo, la educación preescolar propiamente dicha no surgió hasta que en el ámbito teórico se concretara la doctrina pedagógica que sustente los fundamentos de la educación de la primera infancia. Y esto ocurrió cuando F. Froebel (1782-1852) sistematizó su teoría y la hizo realidad con la apertura del primer kindergarten en 1837 en Alemania. A partir de entonces, comenzó la extensión de este nivel educativo, aunque no tendría un impulso decisivo hasta el siglo XX”, comenta.

En cambio, en el Perú, recién en el año 1971 entró en vigencia la Ley General de Educación Nº 19326 que estableció la Educación Inicial como primer nivel del sistema educativo peruano. Según ésta ley, anota Landívar, la educación inicial está destinada a la atención integral del niño durante sus cinco primeros años de vida y a la orientación y trabajo conjunto con la familia para que ésta brinde a sus hijos las condiciones de vida adecuadas para su desarrollo normal.

Y, ¿en qué consiste? La especialista apunta que la educación inicial supone la atención del niño desde sus primeros años para contribuir a su desarrollo integral, capacitando a la población, especialmente a la familia, para que le proporcione los estímulos y experiencias indispensables para el desarrollo de sus potencialidades.

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Los jardines peruanos
Antes de la década de los 70, la educación inicial en el país tuvo su origen en el interés de personas y entidades privadas en aliviar los problemas de las madres que trabajaban fuera del hogar, movidas por su precaria situación económica. Así, como en otros países, la educación inicial peruana también tuvo en sus comienzos un cariz asistencial.

Según Landívar, la primera referencia conocida es la Sociedad Auxiliadora de la Infancia, fundada el 12 de diciembre de 1896 por Juana Alarcón de Dammert quien llamó la atención hacia las necesidades de los niños pobres y planteó a las jóvenes limeñas una nueva dimensión para su labor social. Su organización incluyó entre sus fines el establecimiento de centros educativos para niños de hasta siete años, con quienes emplearía los métodos de Froebel, ampliamente difundidos en la Europa de entonces.

En 1902, Alarcón de Dammert estableció en la calle Los Naranjos de Lima una Cuna Maternal destinada a brindar atención elemental, alimentación e higiene a hijos de obreras, de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Empezó con cuarenta y nueve niños. Y, aunque muchas veces ha estado a punto de ser clausurada por falta de recursos, subsiste hasta hoy a cargo de religiosas que atienden a más de 300 niños de hasta seis años.

Asimismo, narra la experta, en 1902, la maestra Elvira García y García organizó el primer kindergarten particular para niños de dos a ocho años, anexo al Liceo Fanning parta señoritas. Sus estudios y preocupación por la infancia la llevaron a difundir, a través de conferencias y numerosos documentos, la importancia de atender al niño a una edad temprana y fomentar la formación de una personalidad basada en la justicia y la comprensión.

“La maestra difundió la participación de los padres de familia en la tarea educativa. Entre sus publicaciones figuran Cruzada a favor del niño, El problema educacional, El alma del Niño e Historia de los Jardines de la Infancia, entre otros. “Conocer al niño – decía Elvira García y García- es labor primordial y no podemos prescindir de esa aptitud del maestro si queremos hacer obra seria, sincera y de resultados. Sabido es que, sin protección decidida al niño, el progreso se convierte en palabra hueca””, detalla Landívar.

Entre 1908 y 1912 surgieron otros jardines infantiles en Lima. Las hermanas Barcia Boniffatti, recién llegadas de Europa, abrieron el Kindergarten “Moderno” en Iquitos en 1921. Luego, en 1927 empezó a funcionar la Escuela Montesoriana anexa al Liceo Grau y en el mismo año una sección de kindergarten anexa a la Escuela de Aplicación del Instituto Pedagógico Nacional. Los métodos propiciados en estas escuelas eran de Froebel, Montessori y Decroly.

De acuerdo a la especialista, progresivamente. los jardines de Infancia se multiplicaron en las principales ciudades del país y en 1930 el Gobierno, interesado en crear jardines de la infancia públicos, encargó esta labor a las hermanas Victoria y Emilia Barcia Boniffatti. Se creó así, por R.S. Nº 589, el Jardín de la Infancia Nº 1, actual Centro de Aplicación del Instituto Pedagógico Nacional de educación Inicial (IPNEI), que empezó a funcionar con muy escasos recursos el 25 de mayo de 1931. Su fin era atender a niños de 4 y 5 años preparándolos para su ingreso a la Educación Primaria.

Profesionales
“Las primeras maestras de niños en el Perú fueron educadoras de otros niveles, interesadas en la infancia, que contaban con una natural inclinación maternal y una pedagogía intuitiva que supieron enriquecer sus estudios autodirigidos. Así lo hicieron Juana Alarco de Danmert y Elvira García y García, quienes adelantándose a lo que más tarde se difundiría mundialmente, trajeron de Europa los métodos que adecuaron a instituciones peruanas”, agrega Landívar.

Hoy es ya común que las universidades peruanas tengan Facultades de Educación que impartan la carrera de Educación Inicial. La Universidad de Piura (UDEP) es una de ellas, y este año, para promover la celebración de los jardines de la infancia organizó en Piura un desfile de vestuarios elaborados con material reciclado, donde participaron los niños y sus madres. Estamos, pues, convencidos de la importancia de la educación de los niños a temprana edad.

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