Para comprender con profundidad la diferencia entre ambas ideas no es necesario haber vivido en una ciudad desarrollada. Simplemente debemos aclararnos sobre éstas. Al pensar en calidad de vida, nos damos cuenta que es un tema muy amplio. Si la definimos, son todos aquellos componentes que nos permiten desarrollarnos como seres humanos, con salud física […]

Por Eduardo Acosta. 21 mayo, 2015.

Para comprender con profundidad la diferencia entre ambas ideas no es necesario haber vivido en una ciudad desarrollada. Simplemente debemos aclararnos sobre éstas. Al pensar en calidad de vida, nos damos cuenta que es un tema muy amplio. Si la definimos, son todos aquellos componentes que nos permiten desarrollarnos como seres humanos, con salud física y mental en una comunidad. Y en el caso de nivel de vida, lo podemos delimitar en todas aquellas comodidades materiales que obtengo gracias al trabajo y por lo tanto es de tipo individual.

Luego de esta aclaración, un tanto general, al aplicarlo en una ciudad, los elementos de la Calidad de Vida se encuentran en el equipamiento y la cultura urbana, posibilitando nuestro desarrollo humano. Y en el caso del nivel de vida, sólo podemos bajar o aumentar el nivel dependiendo de lo que adquiero. Si la cuidad no posee los requisitos necesarios para vivir con decoro, buscaremos aumentar sólo el nivel de vida al máximo de sus posibilidades; empezando por las necesidades elementales que la ciudad no me otorga. Al cubrir sólo nuestras carencias creamos desorden. Es decir, la calidad de vida y el nivel vida terminan enfrentados.

Esta lamentable situación la vivimos todos los días en Piura, nuestra querida ciudad. Todos estamos preocupados por nuestro nivel de vida. Lo comprobamos con todos los días con sólo salir a caminar. Las casas las cercamos desolando la calle; dejamos “los fierritos de la esperanza” para sacarle el máximo partido al terreno y agrediendo visualmente al transeúnte. Por querer ganar pasajeros, los transportistas incumplen las reglas de tránsito y generan desorden, caos, ruidos. Tenemos innumerables letreros de toda clase, que prácticamente nos gritan. Las calles por lo general están sucias e inundadas de mal olor. En fin, la lista es bastante larga.

Si bien es cierto, arreglar los problemas de la ciudad es muy complejo, no podemos encerrarnos a obtener en primer lugar un alto nivel de vida, porque no todos lo alcanzaremos. Pero si todos… absolutamente todos, tenemos derecho a obtener: calidad de vida.

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