19

Oct

2015

Mgtr. Gaby Ruiz Petrozzi

Que la lluvia no sea un problema: ¡protege tu techo!

La docente de pre y posgrado de la Facultad de Ingeniería ofrece algunas recomendaciones para proteger los techos de las viviendas: los aligerados, los de eternit o calamina.

Por Elena Belletich. 19 octubre, 2015.

Aún deshojamos margaritas, tratando de adivinar si las lluvias de verano serán intensas, diarias o esporádicas; si vendrán en octubre o en diciembre o simplemente no habrá. Los científicos sostienen que llegarán de todas maneras; mientras que los agricultores y pescadores se muestran algo escépticos. Como fuere, nunca está demás, tomar algunas precauciones.
La Ing. Gaby Ruiz Petrozzi, docente de los programas de pre y posgrado de la Facultad de Ingeniería, ofrece algunas recomendaciones para proteger los techos de las viviendas: los aligerados, los de eternit o calamina. Como primera medida, y para proteger la vivienda en su conjunto, recomienda verificar si esta se encuentra en una zona inundable o punto crítico. Indeci, por ejemplo, ha elaborado un mapa en el que registran las zonas de riesgo de la ciudad, que deberíamos conocer.
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La ingeniera civil señala que también hace falta conocer cómo funciona el sistema de evacuación de aguas pluviales (de lluvia) de nuestra urbanización o zona en la que vivimos. Luego, es recomendable “organizarse con los vecinos, para realizar acciones para mejorar las zonas aledañas a las viviendas. En algunos casos, los espacios de drenaje natural han sido cerrados, por la ejecución de algunas obras públicas o privadas, que impiden la normal evacuación”. Para estos casos, Ruiz Petrozzi sugiere coordinar con los encargados de esas otras construcciones, el mejor modo de facilitar la salida del agua sin perjudicar a terceros.
¡Revise bien su vivienda!
El siguiente paso, según la docente de la UDEP, sería la revisión de la propia vivienda: “hay que revisar los techos, los ductos y luego los jardines interiores. Estos elementos podrían generar problemas”. En cuanto a los techos, la ingeniera dice que deben tener la inclinación suficiente, que permita la eliminación del agua. Además, los ductos deberían estar conectados con el drenaje si lo hay, o al menos contar con un medio para evitar el ingreso de agua o para eliminarla.
Asimismo, expresa que los jardines interiores pueden ser un medio facilitador para eliminar el agua hacia el subsuelo. “El inconveniente es que, por lo general, estos tienen una determinada capacidad y las lluvias fuertes suelen excederla. Por ello, lejos de ser un medio  facilitador, constituyen un problema, por lo que habría que pensar cómo evitar que el agua se acumule en estos espacios.  En ningún caso deberán conectarse con los desagües. Esto haría colapsar el sistema de la vivienda y el público”.
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Los techos de eternit o calamina
Cuando los techos de las casas son de estos materiales, señala Ruiz Petrozzi, se debe verificar que no tengan huecos o estén dañados por el tiempo. En la medida de lo posible, hay que cambiar las cubiertas dañadas. Pero, “lo más importante es verificar la inclinación, para evitar que el agua se almacene sobre el techo y lo deteriore, si no está bien permeabilizado. También hay que revisar hacia dónde se eliminan el agua. Por lo general, van a las partes laterales de las casas; esto produce salpicaduras que pueden debilitar los muros, produciendo un gran problema cuando estos son de tierra, adobe o quincha”.
Lo mejor es colocar a los techos un sistema de drenaje apropiado, como canaletas que recojan el agua de este punto y la lleven lejos de los cimientos o muros de las casas, anota Ruiz. Este tipo de techos están diseñados para soportar el impacto del sol durante años y no deberían tener problemas, explica Gaby Ruiz. Pero, “si se dañara alguna plancha será mejor cambiarla. Algunos colocan plástico en la parte deteriorada, pero eso no ayuda mucho. Vale la pena hacer el esfuerzo y reemplazar la plancha”, asegura.
Los techos aligerados
Estos techos no están diseñados para soportar lluvias. Por eso, son muy permeables y el agua filtra fácilmente, anota Ruiz Petrozzi. Por ello, aconseja que si ya se ha construido el último piso; y ya no se construirá nada más sobre el techo, “se coloquen pisos de cerámico o membranas impermeables especiales en la manta asfáltica. Esto ayuda a que el agua no penetre en el techo ni filtre al interior”.
Por otro lado, explica que cuando se ha proyectado continuar la construcción lo mejor es colocar una cubierta liviana sobre el techo, que tenga su propio sistema de drenaje. Así, no acumulará lluvia o recibirá muy poca.
Lo que queda claro es que, cualquiera que sea el material de los techos, se debe asegurar una inclinación aceptable de la superficie, para garantizar la eliminación rápida del agua. “Así, no habrá problema si el material colocado no es suficientemente impermeable, pues correrá hacia el exterior”.
La especialista recomendó contar con sistemas de evacuación, a través de unas canaletas colocadas en el perímetro del área techada. “Estas recolectan el agua y la conducen hacia unos ductos que la llevan verticalmente hacia el piso o el jardín. Como ya hemos dicho, no es recomendable conectar estos ductos al sistema de desagüe”.
Las nuevas construcciones
Lamentablemente, no todas las casas y edificios cuentan con la inclinación ideal en los techos o canaletas y sistemas de drenaje apropiados para la evacuación de aguas. Este es un problema que las nuevas construcciones están a  tiempo de evitar: revisando los planos y diseños.
Techos
Además, “urge planificar bien, hasta dónde se podrá avanzar la construcción antes de que empiecen las lluvias. Con esta información se podrá pensar en cómo proteger lo construido y, si es necesario, incluir algunas obras de protección temporal que no estaban previstas en el diseño original, pero que ayudarán a mantener lo ejecutado, y evitar daños mayores, hasta el final de las lluvias”.
Grandes problemas se podrían evitar si las autoridades competentes cumplieran su papel, su responsabilidad, de velar por la calidad de las construcciones y vigilaran también cómo y dónde se construye. “Es preocupante ver que en la emergencia se plantean reubicaciones de cientos de familias; pero, ¿cuándo comenzaron a construir estas personas? ¿No se sabía desde hace siempre que esas zonas eran vulnerables? ¿Por qué nadie hizo nada en estos más de 15 años, para evitar que sigan asentándose en zonas de riesgo?”, se pregunta la Mgtr. Ruiz Petrozzi.
En las construcciones nuevas y las futuras, estos problemas se pueden evitar: “Con la supervisión apropiada en los proyectos inmobiliarios grandes (y pequeños); cuidando la emisión de autorizaciones; verificando que el diseño contemple, por ejemplo, el drenaje y su impacto en las zonas aledañas. En suma, hace falta garantizar la calidad y seguridad de las construcciones en la ciudad”. (Este artículo fue publicado en el suplemento Semana, diario El Tiempo, el 18 de octubre).

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