01

Ago

2016

Feria Internacional del Libro 2016

La prosperidad del libro peruano se está volviendo un indicador de una aspiración general por incorporarse a una creciente clase media y por salir de la pobreza por medio del conocimiento.

Por Carlos Arrizabalaga. 01 agosto, 2016.

Fil Lima 2015

Feria Internacional del libro. (Foto de El Comercio, 2015).

La Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima se consolida como una de las grandes convocatorias editoriales del continente. Todo apunta a que superará la afluencia de público y el volumen de ventas del año pasado. Tiene como ‘País Invitado de Honor’ a Colombia, por lo que llegarán a Lima más de 30 escritores del país vecino; y delegaciones artísticas de música, baile, teatro y gastronomía colombiana.

Desde Francia, la visita el Premio Nobel de Literatura 2008, Jean-Marie Gustave Le Clézio, aunque la mayor sensación la ha provocado el youtuber venezolano Dross Rotzank, quien presenta su libro “El festival de la blasfemia” y ha hecho correr a la muchachada por centenares.

Las cifras son impresionantes: 84 invitados de 15 países y 750 actividades culturales, principalmente presentaciones de libros, pero también lecturas y dramatizaciones, amén de mesas redondas, música y espectáculos. Se espera superar con holgura el medio millón de visitantes con una facturación aún superior a la de los años anteriores.

La FIL se ha consolidado y, en el espacio del parque de los Próceres de Jesús María, ha encontrado su emplazamiento definitivo y una concurrencia multitudinaria. Ha evolucionado mucho desde que comenzó este gran esfuerzo, hace 21 años (alguno repite que esta es la ¡veintiunava! y no la vigésimo primera feria!). Entonces era un abismo la distancia entre la calidad e interés de las publicaciones del Instituto de Estudios Peruanos y la Universidad Católica de Lima con respecto a todas las demás, y algunas, definitivamente, sacaban una nota muy baja.

Ahora, todas destacan en algo y la gran mayoría trata de mantener unos “estándares de calidad” aunque sea solo en lo formal (y mucho es lo que ha mejorado el mercado editorial: imprentas, diagramadores, diseñadores forman ahora una industria con grandes dosis de profesionalidad (aunque hay todavía mucho de informalidad y descuidos). Se quejaba un amigo porque un diagramador gana más que un corrector de estilo; pero, luego cuelan fallas ortográficas imperdonables (no digamos nada de la gramática o la puntuación).

Es notable el interés de las novedades que ofrecen la Universidad de Lima, la UPC y la Pacífico, y no le van a la zaga la Universidad Ricardo Palma y el fondo editorial del Congreso de la República, que constituye ya una referencia en todos los sentidos. Mientras el mercado crece, el IEP y la PUCP se han dejado llevar por la rutina y hay signos de deterioro: pocas firmas propias y muchos encargos a terceros revelan un abatimiento en la producción intelectual de los dos grandes motores del conocimiento en el país.

Hay que lamentar que no haya una representación de las regiones: algunos stands son compartidos por varios editores y ese sería el camino para que sellos pequeños o de aficionados de Piura (Caramanduca, Sietevientos), igual que de Trujillo o Chiclayo o del sur andino pudieran estar también presentes: organizaron una feria paralela pero con ello se autoexcluyeron de la fiesta de la cultura peruana.

Las grandes editoriales comerciales (Planeta, Santillana, Penguin, Peisa) junto a la prometedora Altazor ofrecen amplios y amables stands llenos de ofertas y colorido; las librerías muestran atiborradas una fiesta de títulos que mueve las ventas y así el mercado editorial peruano vive sus mejores momentos, justo cuando en Europa y Estados Unidos el libro sufre una crisis de tintes inciertos.

Perú va en dirección contraria y la prosperidad del libro peruano se vuelve indicador de una aspiración general por incorporarse a una creciente clase media y por salir de la pobreza por medio del conocimiento. Se agotaron las resmas de papel marfileño, por la enorme demanda de los libros que se imprimen a toda marcha: sobre el Inca Garcilaso, sobre la diversidad de la Amazonía, ediciones apresuradas del Quijote y de Hamlet.

Todo puede hacerse en estos días de la Feria, tan halagüeños pese al frío y la llovizna; pero tal vez no volvamos a ver tiempos tan florecientes para el libro, si es que ganan ese espacio la inmediatez del Youtube, la capacidad de almacenamiento del ebook o, peor aún, si dejamos que vuelvan el descuido, la informalidad y la piratería al vistoso mundo editorial de la FIL.

Comparte: