Ayer me hicieron una pregunta acorde con el momento político que estamos viviendo: ¿Debería el siguiente gobierno legalizar el aborto? Inmediatamente surcaron por mi cabeza muchísimas ideas, todas a favor de la vida humana. Pero, hoy he decidido no decir más de lo mismo, hoy no repetiré los argumentos científicos y bioéticos que venimos expresando y explicando incansablemente, desde siempre, todos aquellos peruanos que defendemos la vida. (Artículo publicado en El Comercio)

“Decidámonos a defender la vida y la familia, unámonos todos, incluso los que están a favor del aborto”. (Dr. Gerardo Castillo)
Hoy no insistiré en que la vida humana empieza con la fecundación y no con la implantación; hoy no insistiré en que con los avances científicos actuales las razones para el aborto terapéutico no se sostienen; hoy no insistiré en que el aborto no soluciona nada y que lo empeora todo, tal como ya se ha demostrado en otros países.
Hoy quiero, como médico y como peruano, expresar argumentos que mi razón y mi conciencia me dictan. Tengo más de 25 años ejerciendo la medicina y me he encontrado durante este tiempo con todo tipo de situaciones, en una lucha constante entre la vida y la muerte de nuestros pacientes, para con muchísimo esfuerzo y con la ayuda de Dios– lograr arrancar muchas vidas de las garras de la muerte.
En el Perú no estamos para seguirle haciendo el juego a la muerte. Es momento de ser coherentes con nuestro país y con nosotros mismos. Y, esta premisa es válida para todos los candidatos que disputan el sillón presidencial. Un buen presidente de nuestro país debe ser coherente y defender sus principios y los principios de muchos peruanos; debe ser valiente, aunque eso le signifique un enfrentamiento directo con las personas que defienden posiciones contrarias. El Estado Peruano está obligado, constitucionalmente, a defender la vida de los peruanos y no a promover la muerte; por lo tanto, no debe legalizar el aborto.
Todos los días vemos cómo con un absoluto desprecio de la vida se asesina a muchos de nuestros compatriotas. Ustedes se preguntarán: ¿y eso que tiene que ver con el aborto? Pues tiene que ver y mucho. Sobre todo cuando les vamos inculcando, subrepticiamente, a las nuevas generaciones que se puede matar sin problemas, que el aborto es como el pan del día, que ese ser humano tan pequeñito no vale nada; que vale menos que un perro que cayó al río y por el que un policía casi perdió la vida por salvarlo; que vale menos que la vida de esos pajaritos de la selva que son enjaulados y maltratados para traficar con ellos. Desde ningún punto de vista debemos continuar con ese empeño de hacerle el juego a la muerte, la sociedad peruana no está para ese tipo de juegos.
Mi formación médica me obliga a defender la vida humana por encima de cualquier ideología y ese debe ser el principio que rija el buen desempeño de los profesionales de la salud de nuestro país. Debemos decidirnos a no seguir haciéndole el juego a la muerte. Probemos defender la vida de manera real y efectiva, enfoquemos todo este tema desde el lado positivo e intentemos de una vez hacer las cosas de manera correcta.
Está demostrado que el aborto legalizado no va a ninguna parte. Decidámonos a defender la vida y la familia, unámonos todos, incluso los que están a favor del aborto. Intenten y miren la vida de una manera distinta y observemos los resultados que, como país, tendremos en los próximos años y en las nuevas generaciones. Nuestro Perú nos lo agradecerá.
Artículo publicado en la sección Opinión del diario El Comercio. 11/03/2016