25

Abr

2017

JORDI ALBAREDA, CREADOR DEL ‘FAIR SATURDAY’

“Debemos promover iniciativas humanas, necesitamos cultura”

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Un día, Jordi Albareda miró a su hijo y pensó en el futuro que quería para él. Al conocer la respuesta, abandonó su vida confortable para dedicarse al ‘emprendizaje’ humanista.

Por María José Salazar. 25 abril, 2017.

Jordi Albareda (en el medio), durante el café organizado por el Centro Cultural.

Jordi Albareda (en el medio), durante el café organizado por el Centro Cultural.

Fair Saturday es un movimiento global que nació en Bilbao, España, de la mano de Jordi Albareda. Su actividad central se realiza el último sábado de noviembre, luego del conocido Black Friday. Ese día, artistas y entidades culturales, en sus respectivas ciudades, realizan un concierto musical, una exposición de arte o un taller creativo. Parte del valor generado por cada evento es destinado a un proyecto social, elegido por ellos mismos. Así, se busca subrayar el papel de la cultura en la creación de una sociedad más rica, justa y desarrollada. Su lema es: “Un día para cambiar el mundo a través del arte y la cultura”.

Jordi Albareda estuvo en Campus Lima de la Universidad de Piura, que en el 2016 fue sede del primer Fair Saturday desarrollado fuera de Europa. Allí conversamos con él.

¿Cómo nació el Fair Saturday?
Tras vivir intensamente la eclosión del Black Friday, cuando trabajaba como directivo de una multinacional de distribución, y sufrir al ver cómo la cultura, expresión más esencial de ser humano, era relegada siempre a un segundo plano, me pregunté: ¿Por qué no crear un día en el que el arte y la cultura fueran protagonistas en todo el mundo? ¿Por qué no actuar conjuntamente miles de artistas y entidades culturales cada último sábado de noviembre, el día posterior al Black Friday? ¿Por qué no apoyar al mismo tiempo en cada uno de los eventos la causa social que los artistas eligieran, como refuerzo del propio poder transformador que tiene la cultura? ¿Por qué no iniciar la mayor movilización cultural con impacto social? Y, así nació Fair Saturday.

En noviembre de 2014, apenas 3 semanas después de haber dejado mi trabajo, tuvo lugar el embrión de lo que sería el Fair Saturday. Dieciocho coros actuaron simultáneamente en Bilbao, congregando a más de 6 mil personas, en apoyo de 17 causas sociales. Aquello parecía tener sentido.

 ¿Qué acogida tiene, hasta el momento, Fair Saturday a nivel mundial?
Gracias a las personas que creen, viven y respiran Fair Saturday, hemos logrado que este proyecto cruce océanos. Perú ha sido la primera experiencia internacional del movimiento. Además, este año y desde finales de 2016, cada vez más ciudades están conociéndonos y expresando un gran interés en acogerlo en sus ciudades. Por ejemplo, en Escocia estamos trabajando de forma muy cercana con el propio Alex Salmond, ex Primer Ministro, y la ministra de Cultura. También están Bristol, Buenos Aires, Curridabat, Tel Aviv, Medellín.

Aún somos pequeños, pero vemos que el modelo funciona. Algún día Fair Saturday será un movimiento global y entonces todos reservaremos la fecha en el calendario.

¿Qué te ha parecido la experiencia en Perú?
Perú ha acogido el movimiento con mucha fuerza, pasión y, sobre todo, verdad. En muy poco tiempo se ha creado un equipo de personas que trabajan voluntariamente en el desarrollo del proyecto en el país, una comunidad de artistas valientes y soñadores, y ya van surgiendo las primeras entidades privadas y públicas con gran interés en hacerlo crecer.

¿Cuáles son los planes a futuro para el festival?

En el Fair Saturday 2017, esperamos alcanzar 750 eventos en más de 150 localidades de 4 países, movilizando así a más de 200 mil personas.

Nuestra visión es que en el 2020 se celebren más de 50 mil eventos en 5 mil localidades de más de 20 países. Ese es el camino que nos hemos marcado, con el sueño de provocar la mayor movilización cultural con impacto social del mundo.

El impacto social de la cultura

¿Por qué darle protagonismo al arte y la cultura?

Vivimos en una sociedad vertiginosa, crecientemente cortoplacista, en la que nos cuesta esperar a que crezca un roble, o donde leer un libro es un pequeño acto heroico. Vivimos en una sociedad donde a veces prima el tener sobre el ser, con crecientes riesgos de polarización. O donde lo accesorio nos hace olvidarnos de lo esencial. Debemos crear belleza, tenemos que promover iniciativas humanas, necesitamos cultura. La cultura no es algo superfluo, secundario. Es esencial e inherente al ser humano.

La cultura, por el simple hecho de existir, ya genera un impacto social. La cultura construye nuestro ser, transmite unos valores esenciales para la humanidad y nos iguala.

Hay una historia que no contamos muy a menudo. En el Fair Saturday 2015, llegamos a la India de una forma muy discreta, gracias a la Fundación Vicente Ferrer. Hubo una exhibición de danza de un grupo de niñas con discapacidades auditivas. Ellas pertenecían a diversas castas, pero el aplauso del público las reconocía a todas por igual.

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