16

May

2017

‘El Niño Costero’ ha pasado, dejando destrucción a su paso. Nuestra ciudad enfrenta ahora la etapa posterior al desastre, con la presencia de enfermedades como el dengue y, en menores casos, chikungunya y zika.

Por Rocío Álvarez. 16 mayo, 2017.

Niño costero cambio climático (2)

El cambio climático afecta y afectará nuestro territorio, con mayor frecuencia. Una mirada reflexiva, a lo que le hacemos al planeta, nos ayudará a entender que lo que está sucediendo en cuanto a fenómenos naturales es, en parte, consecuencia de nuestro accionar.

Hemos hablado, y con mucha razón, de la inacción de autoridades en cuanto a prevención ante desastres; pero, también tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Por ejemplo, las fuertes lluvias que se producen en la serranía piurana, tenían antes un efecto que impedía hasta cierto punto el avance del agua hacia la zona costera, porque era más denso el bosque en las montañas y sus laderas.

Hoy el agua discurre con más facilidad, generando inundaciones, porque nos hemos encargado de depredar amplias zonas de bosque, las cuales propiciaban que bajo su sombra crecieran especies vegetales que retenían parte del agua, proveniente de las lluvias. Otro caso que llama la atención es la presencia de grandes cantidades de basura en las quebradas y cauces de ríos.

Los residuos sólidos no llegan hasta allí solos; sino que se ha vuelto práctica común tener nuestras fuentes de agua, como botaderos. Por otro lado, está la contaminación que proviene de algunas industrias en la región, cuyas actividades terminan, en muchos casos, contaminando suelos, acuíferos y aire, dependiendo del rubro al que se dediquen.

‘El Niño Costero’ ha pasado, pero ha dejado destrucción a su paso. Nuestra ciudad, cuyo sistema vial ha quedado en ruinas, enfrenta ahora la etapa post-desastre, con la presencia de enfermedades de la piel, gastrointestinales y epidemias como el dengue y, en menores casos, chikungunya y zika.

Si es que aún no tenemos la enfermedad del dengue, con seguridad tenemos un familiar, amigo o conocido que recientemente se infectó o se infectará. A parte de los cuantiosos daños que han sufrido quienes perdieron sus casas o parte de la misma, ahora vemos que todos estamos directamente afectados y en riesgo constante. De algún modo hemos recibido respuesta a nuestro violento accionar en contra de la naturaleza. Tomemos medidas que, a largo plazo, nos permitan hacer las paces con la naturaleza, para que nuestra vida pueda transcurrir en armonía con la misma.

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