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Abr

2017

Hora del Planeta (HP) en el Perú: ¡Qué bien que apagamos las luces!

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El Ing. Rolando Seclén, de la Facultad de Ingeniería, analiza el impacto de "La Hora del Planeta" en el Perú y la importancia de utilizar menos electricidad.

Por Rolando Seclén. 24 abril, 2017.

Light bulb lamps

Pues sí, fue una buena acción unirse a este acto “simbólico”, que no lo fue tanto, pues se dejaron de quemar en el Perú alrededor de ¡22,000 galones de petróleo Diésel! Si creemos que esa cantidad es insignificante en términos globales de contaminación, imagínense que se quemaran frente a nuestra casa cuatro cisternas de 5,500 galones cada una durante 2.5 horas. Sería una experiencia terrible. Y hablando de electricidad, entre las 8:00 p.m. y 10:30 p.m. del 25 de marzo del 2017, horario de influencia de la HP, se ha estimado un ahorro de casi el 80% de la energía eléctrica que el departamento de Piura, tan castigado por los efectos de El Niño costero (por no decir, del cambio climático), necesitaba para cubrir su consumo de electricidad durante ese periodo de tiempo. Reflexionemos a continuación acerca del impacto real de la HP en nuestro país.

La iniciativa promovida por la WWF -una de las mayores organizaciones internacionales de conservación de la naturaleza-, si bien este año no alcanzó los resultados espectaculares del 2009, probablemente por la coyuntura de la reciente emergencia climática, nos muestra que acciones simples realizadas en aras de preservar un entorno habitable para la humanidad, como por ejemplo, apagar un foco, pueden lograr un impacto importante a gran escala.

Producir electricidad es una de las actividades humanas que causa mayor contaminación con CO2 en el Perú y el mundo.  Por tanto, es una muy buena acción optimizar su uso, y lograr dos cosas: ahorrar dinero en nuestro recibo de electricidad y mitigar el impacto climático, evitando la producción de electricidad con combustibles fósiles. Este último logro, idealista para muchos, puede que no lo sea si analizamos cifras reales y no especulaciones técnicas incompletas, como que “al reducir el consumo eléctrico, bajan las emisiones por una hora, pero se disparan al tener que restablecer de golpe la generación de energía en las plantas eléctricas”. La realidad de un acto sencillo como apagar una luz puede ser muy diferente. Así, expongamos cómo se genera y consume la electricidad en el Perú y, específicamente, lo que sucedió la noche del 25 de marzo en el sistema eléctrico de nuestro país, si es que en algo ayudó la HP.

Para lograr estabilidad y seguridad en el suministro de electricidad, actualmente el Perú dispone de una potencia efectiva de casi 11,000 Mw en centrales eléctricas. De este total, el 55% corresponde a centrales que queman combustibles fósiles (principalmente gas natural de Camisea), y el 45% restante, a instalaciones que usan fuentes renovables (especialmente hidroeléctrica). Durante la época de lluvias (primeros y últimos meses del año), la producción es predominantemente hidroeléctrica, y en los meses restantes, térmica. Pero en promedio al año es casi 50% térmica y 50% renovable. Las centrales eléctricas son llamadas a operar en orden creciente a sus costos de operación: primero las hidroeléctricas (el agua del río “no cuesta”), luego las térmicas a gas natural (el gas para generar electricidad es barato), y finalmente, las térmicas a petróleo Diésel. Estas últimas son plantas de emergencia, que funcionarán cuando la electricidad generada con agua y gas natural sea insuficiente, por fallas en las grandes centrales, en el ducto de Camisea, etc.

Durante el día la generación de electricidad varía según nuestras necesidades de consumo. Por la madrugada la potencia es mínima y se incrementa paulatinamente durante el día. Un diagrama típico de generación, como el del sábado 25 de marzo del 2017, es el siguiente:

rolando seclen

FIGURA 1: Fuente COES

Es complicado calcular exactamente cuánto disminuyó el consumo eléctrico debido a la HP, pero con data real de la producción eléctrica se puede estimar que, con respecto a un sábado “normal”, durante las 8:00 y 10:30 de la noche del 25 de marzo se dejaron de generar 110 Mw de potencia promedio, con un máximo de 250 Mw y un ahorro de energía de 274 Mwh.

Figura 2: Fuente COES y elaboración propia

Lo resaltante del caso es que por esos días, a causa de El Niño costero, los ríos presentaron altas concentraciones de sólidos en suspensión que afectaron no solamente la producción de agua potable, sino también, de las centrales hidroeléctricas, varias de las cuales dejaron de funcionar. Normalmente, durante los meses de lluvia, casi el 70% de la demanda debe ser atendida por hidroeléctricas. Pero el 25 de marzo, a las 8:30 p.m., solo proporcionaban el 53%. El restante 47% debió ser generado por térmicas a gas, pero varias de ellas también tenían su producción restringida. Por eso, ese día a esa hora, operaba una central térmica a Diesel. Los 22,000 galones de petróleo corresponden al consumo de petróleo de una moderna unidad de generación térmica de emergencia para generar 274 Mwh en 2.5 horas.

Evidentemente si todos en el Perú apagáramos nuestros focos podríamos complicar la operación del sistema eléctrico. Pero el operador del sistema eléctrico (COES) prevé estos eventos y los sabe manejar. Tampoco es cierto que parar y volver a arrancar una térmica consume tanto combustible como el que se ahorra al dejar de producir. Por ejemplo, un generador de reserva de 160 Mw consume alrededor de 1,800 galones de petróleo en el arranque, el 8% de los 22,000 galones que se ahorraron durante el periodo de influencia de la HP.

La reflexión final es que pequeñas acciones, como apagar un foco, suman y ayudan. Pero tienen que ser asumidas por todos aquellos que podamos hacerlo. Para el caso de la contaminación proveniente del consumo de electricidad, apagar las luces al salir de un lugar, apagar el aire acondicionado o no enfriar demasiado el ambiente, apagar el router de la casa por la madrugada, apagar los ventiladores cuando no se usan, etc., son buenas costumbres que deberíamos ir agregando a nuestro modo de vida, teniendo presente que el uso indiscriminado de la modernidad que nos brinda la electricidad tiene un impacto social que afecta, principalmente, a los más necesitados.

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