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Sep

2017

La cultura del agua de un país que resurgió de su vulnerabilidad

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“El agua representaba un problema para nosotros, pero también un recurso. Por eso, desde hace años, su gestión se volvió parte de nuestra cultura”, comenta Henk Ovink, Embajador del Agua de los Países Bajos.

Por Maria Gracia Zapata. 04 septiembre, 2017.

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Holanda se caracteriza por la gestión sustentable del agua y sus obras de alto nivel de ingeniería hidráulica.

El baldazo de agua fría que significó para los peruanos la llegada de El Niño Costero, sirvió para reflexionar sobre la importancia de estar preparados para afrontar los fenómenos de la naturaleza. En este difícil contexto, la mejor forma de aprender es con el ejemplo del país que aprendió a vivir, durante años, con agua alrededor: Países Bajos.

Los holandeses son pioneros en la gestión sustentable del agua y reconocidos mundialmente por sus obras de alto nivel de ingeniería hidráulica. Según explica Wiebe de Boer, Embajador de los Países Bajos para Perú-Bolivia-Ecuador, la gestión del agua representó para ellos una cuestión de supervivencia. “Al igual que Piura, estamos ubicados al final del río, donde toda el agua llega. Tras el desastre de 1953, tuvimos que aceptar que nos podía suceder de nuevo. Empezamos a reconstruir inmediatamente; y, a la vez, preparamos el país para el futuro; y eso tomó tiempo”, comenta.

Hace unos días, un grupo de expertos holandeses se reunió con autoridades regionales y profesionales de la Universidad de Piura, para hablar sobre riesgo y resiliencia en el proceso de reconstrucción. Explicaron la necesidad de un cambio de paradigma cultural para que los proyectos realmente aporten valor y se conviertan en planes de comunidad. “La idea es aprender a convivir con el agua, no luchar contra ella”, acordaron.

Entre los expositores estuvo Henk Ovink, Embajador del Agua de los Países Bajos. En la siguiente entrevista, destaca la importancia de tener una cultura basada en el agua, que involucre a todos los ciudadanos en el proceso de reconstrucción.

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Henk Ovink, Embajador del Agua de los Países Bajos.

¿Cómo enfrentó los Países Bajos el tema de gestión del agua?

Países Bajos es una región del delta, pequeña y vulnerable, con muchos ríos. Para nosotros, el agua representaba un problema pero también un recurso. Por eso, desde hace años, su gestión se volvió parte de nuestra cultura.

Además de construir infraestructura, creamos capacidad institucional, nombramos una autoridad regional del agua, una ley del agua en la constitución, ideamos planes delta y respuestas a desastres para prepararnos para el futuro. Es como un enfoque de capas, que empieza en el país, con su gente y su cultura del agua.

¿Qué significa tener cultura del agua?

El agua es parte de todo, pero no hablamos mucho de ella. Hablamos de energía y alimentos, pero estos no existirían sin el agua. Hablamos del calentamiento global, cuando más del 80% del impacto está relacionado al agua; o de refugiados; que lo son, mayormente, por escasez o exceso de agua. En pocas palabras, solo hablamos del agua cuando se convierta en un problema.

En los Países Bajos, todo parte del agua: desde la construcción de nuestras ciudades o diseño de nuestras leyes y regulaciones, hasta cuando elaboramos nuestros planes y proyectos. El agua se ha convertido en parte de nuestra cultura y es lo que queremos llevar a países como el Perú; no en respuesta a las inundaciones, sino como una mirada al futuro.

¿Cuál es el principal problema de los países que no han desarrollado una cultura del agua?

Que no piensan en lo que ocasionará el agua en sus ciudades hasta que llueve, cuando ya es muy tarde. Lo fascinante de los Países Bajos es que, como está parcialmente por debajo del nivel del mar; si haces un agujero en el territorio, encontrarás agua. Entonces, antes de construir, debes pensar en qué harás con ella: eso es tener cultura del agua. Si un país no la tiene, deberá aprenderla rápidamente.

Debemos pensar en el agua antes de planificar…

Sí, es estrictamente importante. No debemos enfocarnos solo en el río o en construir un dique, puente o canal; sino también, pensar si la infraestructura soportará la cantidad de agua que llega o si será segura ante las inundaciones. Sobre la posibilidad de que las escuelas se conviertan en centros de emergencias o lugar temporal para refugiados. Debemos pensar de manera más integral, e incorporar la vulnerabilidad del agua y del clima en el planeamiento de una ciudad.

Holanda tardó alrededor de 40 años en recuperarse, ¿por qué el proceso es tan largo?

Tras el desastre de 1916, no tomó mucho tiempo construir la barrera que ahora nos protege. Pero en 1953, casi se inunda todo el país. Por la magnitud de los daños (alrededor de 2000 personas murieron), no existía una única solución, sino múltiples, y eso tomaba tiempo. Quisimos hacerlo todo paso por paso, para aprender. Esto significaba planear e inventar las máquinas para construir la infraestructura. Durante los primeros veinte años se hizo gran parte del trabajo. El último proyecto estuvo listo casi cuarenta años después del desastre.

Lo que intentamos hacer con nuestros proyectos es proteger el país y buscar su desarrollo. Un ejemplo es la ciudad costera ubicada cerca de Katwijk, de buena afluencia de turistas, donde los carros se habían convertido en un problema. Nuestros ingenieros idearon la construcción de un dique dentro de una duna, para que este funcione como un estacionamiento. Así solucionamos el problema, con un atractivo parque de arena, que conserva el paso entre la playa y la aldea.

¿Cómo construir el futuro de Piura?

Si se atiende los retos que tiene Piura, se puede incrementar el valor de la región, mientras se reduce su vulnerabilidad. A esto nos referimos cuando hablamos de resiliencia. Lo que hagamos hoy no es una respuesta a los desastres que ocurren, sino una manera de prepararse para lo que pueda ocurrir en el futuro; a través de inversión, desarrollo y proyectos integrales.

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“La emergencia es tan grande que es necesario empezar a trabajar ahora, mientra se van mejorando capacidades”, señaló Henk Ovink.

¿Cómo incluir a los líderes del mañana, los jóvenes, en estos proyectos de gestión del agua?

La gestión del agua no debe limitarse a un ejercicio profesional. Hay que involucrar a los escolares y universitarios para comprometerlos; y a la comunidad, no para la aprobación; sino porque tiene también grandes ideas. Necesitamos toda la capacidad de la academia y la sociedad para construir y reconstruir. Si unimos esfuerzos, haremos mejores proyectos y una mejor sociedad.

¿Los proyectos de gestión del agua requieren de una actualización constante?

El agua y el medioambiente son elementos vivos, que evolucionan. Es necesario repensar lo que construimos en el pasado, reinventar soluciones. No se trata de arreglar un problema, sino de aprender a vivir con el agua e ir mejorando los proyectos cada día, cada año, cada década.

Y, en el Perú, ¿qué se puede hacer a corto plazo?

Este es uno de los temas importantes que hemos discutido con autoridades regionales y expertos de la Universidad de Piura. A veces se piensa que se debe elegir entre dirigir todas las energías en un plan a largo plazo o enfocarse en uno a corto plazo. Pero, es posible hacer ambos al mismo tiempo. La emergencia es tan grande que es necesario empezar a trabajar ahora, mientras se van mejorando capacidades. Los proyectos que hagamos mañana serán mejores, gracias a los que realicemos hoy. Así construiremos un Perú más seguro y resiliente, que representará un gran driver para las inversiones.

También es necesaria una cuota de confianza. Tras las inundaciones, la gente estará pensando en qué pasara cuando lleguen de nuevo las lluvias, si estaremos seguros con lo que se está haciendo o si se puede hacer algo mejor. La confianza, la comunicación y la colaboración son claves necesarias para seguir trabajando. La gente debe saber que un proceso de reconstrucción toma tiempo y que todos están haciendo lo mejor que pueden. Las primeras obras no serán 100% seguras, pero sí serán el comienzo para construir un mejor y más resiliente Perú.

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