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Sep

2018

Aniquem: el rostro de la esperanza para los niños quemados del Perú

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Ganadora del Premio Esteban Campodónico 2018, dedica sus días a devolver la salud física y psicológica a miles de niños y sus familias, así como a prevenir los accidentes por quemaduras.

Por María José Salazar. 04 septiembre, 2018.

Cuando tenía once meses de nacida, hace casi ya diez años, Britany se movilizaba en su vivienda con la ayuda de un andador de bebé. Era una pequeña risueña y llena de vitalidad, que buscaba recorrer el mundo muy pronto. Un día, se acercó al fogón encendido, perdió el equilibrio y cayó sobre él. Quedó gravemente herida y su rostro se desfiguró. Su familia, entonces, inició una lucha no solo para devolverle la salud física, sino también psicológica; para que, cuando creciera, pudiera estudiar en un colegio con niños de su edad; para que nunca nadie la hiciera sentirse menos por su aspecto externo.

El mayor apoyo de Britany y su familia fue la Asociación de Ayuda al Niño Quemado, más conocida como Aniquem, que funciona en la ciudad de Lima. Allí, luego de muchas operaciones, empezó su rehabilitación con ayuda de médicos, psicólogos, terapistas y mucha más gente de gran corazón que trabaja o participa del programa de voluntariado, con mucho profesionalismo y ganas de cambiar el mundo.

Una historia de cura y prevención

El Dr. Víctor Raúl Rodríguez, fundador y presidente de Aniquem, es médico cirujano al igual que su esposa, la Dra. Mary Malca Villa. Ellos, al observar que había tantos casos de niños quemados en el Perú, principalmente porque vivían en lugares propensos a ese tipo de accidentes, fundaron la asociación en 1999. El objetivo era promover la prevención de estos sucesos. Sin embargo, con el paso del tiempo, fueron viendo que los pacientes de quemaduras dados de alta tras dolorosas intervenciones quirúrgicas, luego sufrían complicaciones ocasionadas por la falta de rehabilitación y cuidados de las cicatrices en casa.

Con una profunda vocación de servicio, decidieron no quedarse de brazos cruzados y, en el 2002, abrieron el Centro de Rehabilitación de Aniquem. Este es, en la actualidad, el único que brinda ese servicio especializado para los sobrevivientes de quemaduras en el Perú.

“Lo mejor que podemos ofrecerles, tanto a los niños como a sus padres, es la oportunidad de recuperarse y reinsertarse en la sociedad. La quemadura es uno de los peores accidentes que le pueden ocurrir al ser humano, porque deja huellas para siempre tanto en la parte física como emocional. Además de promover la tolerancia, debemos ayudarlos pues ellos, para salir adelante en la vida, tienen que luchar mucho más que cualquiera de nosotros”, afirma el Dr. Rodríguez.

Hoy, aunque dedican muchos esfuerzos a la atención de niños y adultos, la prevención de quemaduras sigue siendo uno de los dos grandes pilares de la labor que realiza Aniquem en la sociedad peruana, siendo su objetivo primordial el crear conciencia sobre la necesidad de prevenir los accidentes por quemaduras. En el área de Prevención, trabajan brindando charlas y talleres dirigidos a grupos vulnerables y organizados dentro la comunidad (clubes de madres, escuelas, etc.), así como a empresas públicas y privadas interesadas en capacitarse o que buscan apoyar a las comunidades con las que mantienen vínculos.

En los pasillos de Aniquem

Aniquem recibe, en promedio, un sobreviviente de quemaduras por día. A este hay que realizarle rehabilitación física intensiva por varios años y brindarle soporte psicológico durante un largo tiempo. Es decir, su trabajo va más allá de sanar las heridas de los pacientes: les ofrece, en la medida de sus posibilidades, una mejor calidad de vida. Se preocupa, de manera sistemática, por que recuperen la autoestima, para hacer frente a la vida que les queda por delante.

Un dato interesante que subraya esta misión es el hecho de que, en muchos casos, los pacientes llegan derivados de hospitales de todo el país: un centro de salud del Perú, público o privado, no tiene la capacidad de ofrecer ese acompañamiento posterior que este tipo de personas y sus familias —que, sin duda, atraviesan fuertes sentimientos de incertidumbre, tristeza, culpa, miedo, etc.— necesitan.

“Los servicios de terapia física, rehabilitación psicosocial y reinserción social son modelos de atención que se centran en la recuperación física, mental y espiritual de los pacientes y de sus familias. La atención es cálida, muy humana y personalizada. Cada paciente es acogido con amor en un ambiente de gran dolor”, comenta Patricia Ortiz-Arrieta, presidenta de la Asociación Voluntariado Manos Abiertas.

Además de las actividades regulares, el equipo de Aniquem lleva a cabo anualmente dos campamentos para pacientes quemados, a fin de fomentar las relaciones interpersonales. Basta ver algunas fotos para darse cuenta de lo bien que se lo pasan: nadie mira raro, nadie tiene vergüenza de su cicatriz, todos pueden ser y actual de manera libre y abierta. También organizan proyectos orientados a la mejora del autoestima, como teatro, radio por internet y promoción del liderazgo. En algunos de los talleres, participan con niños que no han sufrido de quemaduras, para que desenvuelvan cada vez con mayor soltura en la sociedad.

Premio Campodónico 2018

El Premio Esteban Campodónico es organizado cada año por la Universidad de Piura y la Fundación Clover de Nueva York, para cumplir la voluntad testamentaria de su creador, don Esteban Campodónico Figallo. El premio consiste en 40 000 dólares, un diploma de honor y la medalla representativa del galardón.

Este año, en el área Servicios Directos a la Sociedad, el jurado del premio eligió a Aniquem como ganador “por su admirable actividad que hace posible que los niños dañados por quemaduras conserven enhiesta la dignidad del ser humano y mantengan su lugar en la sociedad”. La candidatura fue presentada por la Asociación Voluntariado Manos Abiertas, de Trujillo.

 

Aunque, durante la premiación, Britany esté haciendo sus tareas escolares, en el fondo de su corazón sabe que ella y miles de niños más no solo son el motivo de este otros reconocimientos: también son, día a día, el motor que impulsa al Dr. Rodríguez, a la Dra. Malca y a las personas que dejan la mente y el corazón para que la esperanza, realmente, tenga un rostro.

Algunas cifras

  • A la fecha, la Asociación ha rehabilitado a más de 4500 pacientes —3300 de ellos, niños con secuelas severas de quemaduras—, gracias a un comprometido equipo de trabajo que atiende en promedio 386 nuevos casos por año.
  • El 90% de los pacientes reciben tratamiento totalmente gratuito —el costo de tratamiento promedio por paciente por año es 5500 soles— y una subvención para traslado y alimentación, a fin de que puedan acudir a sus terapias en Aniquem.
  • Más de 150 pacientes han sido beneficiados en las campañas de cirugía reconstructiva gratuita.
  • En lo que se refiere a capacitación, más de 20 000 personas han recibido charlas sobre prevención de quemaduras en el hogar.
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