03

Dic

2018

PROFESOR JAIME ANCAJIMA, OPINIÓN

El amar educa

"Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores" (Humberto Maturana).

Por Jaime Ancajima. 03 diciembre, 2018.

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” y “La educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad” son frases de Nelson Mandela y George Washington Carver, las cuales reflejan perfectamente la importancia transformadora de la adquisición de conocimientos. Por eso, la educación es la tarea más importante de un país. “Define el ámbito de convivencia en el que ese país se va constituyendo, momento a momento, día a día”, sostiene el biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana.

Sin embargo, el verdadero poder de la educación no radica en la simple adquisición de conocimientos de forma mecánica. Su fuerza establece la capacidad para liberar la mente, los pueblos e incluso para acceder a la felicidad. Maturana manifiesta que debemos reflexionar profundamente para poder mirar dónde estamos y no caer en un fanatismo, en un ámbito de autoridad absoluta para el que otro obedezca. Pero a nadie le gusta obedecer, porque es una negación de sí mismo. Sin embargo, en el colaborar “tengo presencia, soy libre, escojo”, y eso es lo importante en la crianza de nuestros hijos.

Es aquí precisamente donde cobra valor la propuesta de Maturana. Él sostiene que cuando decimos “el amar educa”, lo que decimos es que el amar como espacio que acogemos al otro, que lo dejamos aparecer, en el que escuchamos lo que dice sin negarlo desde un prejuicio, supuesto teoría, se va a transformar en la educación que nosotros queremos, es decir en un apersona que reflexiona pregunta, que es autónoma, que decide por sí misma.

Es nuestra gran labor y responsabilidad de padres y de educadores el crear un espacio en el cual nuestros hijos y alumnos se sientan acogidos y escuchados. Un espacio en el cual digamos la verdad y contestemos las preguntas y nos demos tiempo para estar allí con ellos. Así, ayudaremos a que se transformen en personas reflexivas, serias, responsables y que sepan escoger desde sí misma que hacer con sus vidas.

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