26

Feb

2018

Entrevista a Manuel Alcázar

“Para que el mundo mejore, deben mejorar las organizaciones”

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Para Alcázar, el origen de la corrupción está en las decisiones que tomamos a diario. “En el caso de los directivos, la cuestión es lograr el autogobierno y el buen gobierno de los demás”, afirma

Por Maria Gracia Zapata. 26 febrero, 2018.

El doctor Manuel Alcázar, profesor del PAD- Escuela de Alta Dirección de la Universidad de Piura, recalca la importancia de que los futuros directivos estudien con profundidad a la persona y a la organización. Asimismo, aprovecha la ocasión para comentar algunas reflexiones que aparecen en su último libro “Antivirus mental” (Planeta 2017). En su visita a Piura, el experto en gobierno de personas también dictó la clase magistral “Los desafíos de la administración”, a los ingresantes de la carrera de Administración de Empresas, de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

¿Cuáles son los desafíos que debe enfrentar el administrador en la actualidad?

Luchar para que este mundo sea el mejor, lo cual sucederá cuando mejoren sus organizaciones: empresas, partidos políticos, municipalidades, hogares, comunidades campesina, etc.; pues todas están llamadas a resolver los problemas humanos. Necesitamos mejores directivos que, en primer lugar, se comprometan con su trabajo. El primer requisito para que las cosas caminen bien es que las organizaciones también lo hagan.

Una de las principales piedras en el zapato es la corrupción, ¿qué papel deben jugar los directivos de las empresas frente a estos actos?

La esencia de la cuestión está en lograr el autogobierno y el buen gobierno de los demás. Por un lado, el origen de la corrupción está en el interior de las personas, en el mal uso de su libertad, pues nadie se corrompe sin darse cuenta o sin querer. Ante las mismas circunstancias y oportunidades, hay personas que deciden corromperse y otras que no. En la decisión que tome cada uno está el origen del problema y de la solución.

Por otro lado, una de las funciones de la dirección es lograr que las personas hagan aquello que les conviene hacer. Ahí está el tema de la motivación, el buen uso del poder. En definitiva, hay que usar todos los instrumentos de los que disponen los directivos para disuadir el mal comportamiento y fomentar el correcto actuar de los dirigidos.

En el caso específico de las instituciones públicas, ¿cuáles son los principales focos de gestión en la lucha contra la corrupción?

Es difícil dar recomendaciones generales o hacer diagnósticos previos porque lo que pasa en cada organización es diferente. Hay que ver cómo está en términos de recursos, conocimientos y valores, y dónde se encuentra cada uno de los miembros de la organización. En el fondo, se trata de tres grandes niveles: recursos económicos/financieros/legales, cognitivos y motivacionales de las personas. Si alguien obra mal, hay que entender por qué lo hace: no puede evitarlo o no se da cuenta o no quiere. Entonces, el tratamiento en cada caso sería distinto.

Respecto al rol de las universidades en la formación de los futuros directivos, ¿qué compromisos tienen que asumir?

La universidad debe proporcionarles el conocimiento que necesitan para ser buenos directivos. En primer lugar, el sentido común, el buen criterio, el olfato para tomar buenas decisiones, la prudencia y sensatez. El otro campo es enseñarle esas cosas que requieren manejar. Un directivo debe saber cómo funcionan dos realidades: la organización y las personas. Es un poco sorprendente que en algunas carreras de administración de empresas no se estudie con detenimiento y profundidad a la persona y a la organización. A mí me deja un poco sorprendido y perplejo.

Un buen directivo debe priorizar la persona…

No estudiar a la persona es como si los ingenieros civiles no hubieran estudiado el concreto antes de ejercer. Un directivo debe convertirse en experto en personas y en organizaciones. Hay un vacío clamoroso, en los programas de formación de directivos, respecto al estudio del ser humano. Muchas veces nos perdemos en una serie de cuestiones innecesarias y perdemos de vista lo esencial.

Usted se refiere a la labor de los directivos como un modo de servir…

Así como un médico debería estar al servicio del paciente, un directivo debería estar al servicio de la organización. La calidad de un directivo se refleja en si sirve o no a la salud de la organización que está dirigiendo, así de sencillo.

Sobre su último libro “Antivirus mental”, ¿a qué hace referencia el título?

El título es análogo a los antivirus que usamos para limpiar las computadoras o las vacunas para evitar infestarnos de alguna gripe. Pienso que existe la misma contaminación en nuestro organismo, en nuestras cabezas. Nos meten ideas falsas o resbaladizas –en el peor de los casos– acerca de cómo son las cosas, las personas, la realidad. Esto nos dificulta pensar bien.  

¿Cuáles son algunas de las reflexiones que aborda?

Muchas veces surgen cuestiones sobre si los seres humanos son libre o no, si podemos conocer o no, si el asunto es teórico o práctico… Cuestiones para las que parece que nunca tenemos tiempo, aunque sabemos que son importantes. Fui recopilando todos estos asuntos e hice lo que estaba en mis manos: dar un breve antídoto para cada una de estas cuestiones y así nació este libro. Es una cosa breve y va a la vena. Espero que pueda ser entendido por la mayor parte de las personas y que, en definitiva, resulte útil para dirigir mejor (nuestras vidas y, en el caso de los directivos, las organizaciones).

Sobre Manuel Alcázar

  • Profesor del PAD – Escuela de Dirección de la Universidad de Piura. Speaker, coach y consultor. Vicepresidente de Prorrural.
  • Ph.D. en Gobierno y Cultura de las Organizaciones por la Universidad de Navarra, España.
  • Autor de los libros “Gobierno de Personas en la Empresa”, “Las decisiones directivas” y “Cómo mandar bien: consejos para ser un buen jefe”.
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