15

Jun

2018

Martha Coello

Perfeccionando el círculo dorado

Quizás lo que faltaría para completar el círculo dorado de Sinek es añadir el “¿para quién lo hacemos?” Y es ahí donde debe agregarse un nuevo capítulo a esa visión estratégica de las empresas.

Por Martha Coello. 15 junio, 2018.

El escritor inglés Simon Sinek, en una exposición frente a una audiencia, decía que intentaba entender por qué existían personas o empresas que trascienden sobre su competencia a pesar que, aparentemente, hacen lo mismo. Él vio que, aunque parecían actuar igual, realmente existía una gran diferencia y era el enfoque en la visión, un patrón al que llamó “círculo dorado”.

Según Sinek, el círculo dorado es una idea muy simple, pero de mucho impacto, compuesta por tres variables: el ¿por qué?, el ¿cómo? y el ¿qué?

Lo ordinario es que la mayoría de las empresas suelen responder esas preguntas de afuera hacia adentro. Es decir, primero comunican a sus clientes qué es lo que hacen, luego cómo lo hacen y, por último, por qué lo hacen; cuando en realidad, para tener mayor impacto, deberían comunicar primero por qué lo hacen, cómo lo hacen y finalmente qué es lo que hacen. Esto, que podría parecer ser un simple juego de palabras, abarca toda una visión estratégica contraria a la mayoría de ellas e inspira la manera de actuar de las organizaciones, unos de los principales factores percibidos por sus clientes.

Lo que estas compañías han descubierto es que las personas no compran o adquieren cosas que uno hace, sino compran el por qué uno las hace. Saber entender cuáles son las necesidades reales de nuestros clientes es el punto de partida para decir por qué queremos satisfacer esas necesidades. Como decía Steve Jobs, fundador de Apple, “mantente cerca de tus clientes. Tan cerca que seas tú el que les diga lo que necesitan mucho antes de que ellos se den cuenta de que lo necesitan”.

Quizás lo que faltaría para completar el círculo dorado de Sinek es añadir el “¿para quién lo hacemos?” Y es ahí donde debe agregarse un nuevo capítulo a esa visión estratégica de las empresas. Si tenemos claridad que todas esas preguntas, o mejor dicho las respuestas a esas preguntas, están enfocadas hacia las personas (clientes internos y externos) recién ahí entenderemos que estas empresas con almas son las que permiten el crecimiento, responsabilidad y desarrollo personal que se necesita para inspirar al resto.

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