16

May

2018

Muestra itinerante en la Alianza Francesa

Reencuentro con la historia

La exposición “Las primeras ciudades hispanoamericanas. Testimonios materiales” es coordinada por profesores de la Facultad de Humanidades. Los piuranos podrán encontrarse con su pasado hasta el 25 de mayo.

Por Pavel Elías. 16 mayo, 2018.

La exposición que se presenta en Piura, con el apoyo de la Alianza Francesa y la Municipalidad Distrital de La Matanza, permanecerá abierta hasta el 25 de mayo, para que los piuranos conozcan parte de su historia. En marzo de este año, fue presentada en Panamá; inició su recorrido, el 2016, en Madrid, y el 2017 se abrió en Oviedo y Santa Fe.

La muestra presenta los trabajos de la Red de Urbanismo Colonial, de investigadores de otros países que comparten el interés por revalorar y compartir los orígenes de las ciudades hispanas de América, como son Santa Fe la Vieja, Piura la Vieja, Panamá Viejo y Ciudad vieja de San Salvador.

¿Por qué conocer Piura La Vieja y el proyecto?

Hay mucho que valorar en la muestra, como piuranos. Nos conecta con la ciudad hispana fundada hace ya 486 años, y lo que significó: el encuentro de la cultura Occidental -representada por Francisco Pizarro y los que lo acompañan, entre ellos los futuros vecinos de San Miguel de la Nueva Castilla (nombre oficial de la ciudad), con la cultura aborigen de los indios Tallanes y, posteriormente, con los indios de la sierra hoy piurana.

Comprender esta conquista hispana es trascendental dado que a pesar de los problemas y dificultades que presentó (violencia, saqueos, etc), significa el inicio de la Piura de hoy, resultado de esa vida en común que se inicia a partir de 1532. Esto fundamenta nuestro interés como institución investigadora, para continuar con el proyecto Piura la Vieja.

La cultura autóctona de los Tallanes y la cultura Occidental empiezan a interactuar y a convivir dando como resultado un mestizaje físico, pero más importante, un mestizaje cultural del que los piuranos (peruanos) de hoy somos resultado y debemos estar orgullosos. Como señala Víctor Andrés Belaúnde en su célebre “Peruanidad”, la ciudad hispánica, en este caso San Miguel, fue “el centro y órgano de la quíntuple transformación que representa la conquista…; ella encarnó la génesis de una nueva entidad social… el comienzo de la nación peruana…”.

 El desarrollo

San Miguel de la Nueva Castilla constituye la primera fundación de los conquistadores castellanos en el Pacífico Sur. Su primer emplazamiento data de mediados de agosto de 1532, San Miguel de Tangarará (topónimo de la población indígena más cercana a la naciente ciudad), un sitio histórico del que no se sabe con certeza su ubicación original pero que estuvo a orillas del río Chira. Muy pronto, a mediados del mes de octubre de 1534, la ciudad y su vecindad fueron trasladadas al valle del cacique Piura.

En ese nuevo asentamiento, se desarrollaron durante poco más de 40 años. Fue un núcleo urbano de cierta relevancia que acogió a visitantes ilustres como el gobernador Francisco Pizarro, su hermano menor Gonzalo, el primer virrey del Perú Blasco Núñez Vela, el pacificador Pedro de la Gasca, el virrey Francisco de Toledo, el primer obispo de Lima fray Gerónimo de Loayza, entre otros.

En esta ciudad se pudo ensayar una planificación urbana completa, de acuerdo a la legislación de la época que se fue dando para América (la famosa cuadrícula o damero que podemos apreciar en muchas ciudades americanas fundadas en el siglo XVI). Se construyó -utilizando la mano de obra indígena de la costa y sierra- una plaza mayor, ermita, iglesia matriz dedicada a San Miguel, convento de La Merced, casa del corregidor, hospital, casa del Cabildo, casas de vecinos encomenderos y moradores, pulpería, mesón, entre otros recintos.

La ciudad, que fue importante en los inicios de la conquista del Tahuantinsuyo, en las campañas de conquista que Pizarro, también gozó de un momento de auge económico durante los años treinta y cuarenta del siglo XVI. Lamentablemente, fue fugaz.

Decadencia

Luego de la rebelión de los encomenderos, que tuvo lugar entre 1543 y 1548, y donde el territorio de San Miguel y sus vecinos fueron protagonistas, la ciudad inicia un proceso de decadencia. Perdió territorio y, con ello cacicazgos y encomiendas importantes; se da también una gran baja demográfica indígena, producida principalmente por epidemias llegadas desde Occidente, como la viruela o la gripe (influenza).

La crítica situación llevó al virrey Francisco de Toledo, a decidir cambiar de emplazamiento, hacia el puerto de Paita, aproximadamente en 1578. Los vecinos poco a poco abandonan la ciudad. En 1584 aún se nombra vicario para los españoles, mestizos e indios de “Piura la vieja”.

Apuesta por la cultura

Casi 500 años después, los vestigios de dicha ciudad se mantienen aún. La ubicación actual es en el centro poblado menor “Piura la Vieja”, distrito de La Matanza, provincia de Morropón.

Lo que queda bajo la arena del yacimiento arqueológico son los muros y bases de lo que fue la ciudad. Esto es lo que la Universidad de Piura, junto a la Universidad Politécnica de Madrid y la Municipalidad de La Matanza, vienen trabajando e investigando desde 1998, a través del proyecto “Piura la Vieja”.

El pasado llega a los piuranos en esta muestra, para reflexionar sobre la unión que se requiere en el afán de preservar el lugar, por su valor. En 2017, debido al Fenómeno de El Niño costero que soportó el país, el acceso al poblado y al sitio arqueológico se vieron afectados, así como el yacimiento mismo, el cual se cubrió de vegetación estacional. Gracias al apoyo del municipio distrital, en los siguientes meses se prevé la limpieza de parte del yacimiento.

El lanzamiento de la primera temporada de Escuela de Campo en arqueología histórica, promovida por la Universidad de Piura, también será un avance. Esta dinámica permitiría la concentración de estudiantes e investigadores en la zona, redundado en beneficio de los pobladores actuales. Así, la historia y el patrimonio se convierten en un activo que conecta el tiempo y favorece el desarrollo sostenible de las comunidades herederas.

 Dato de la muestra:

De lunes a viernes, de 10:00 a.m. a 1:30 p.m. y de 5:00 p.m. a 9:30 p.m.

Cierre: 25 de mayo.

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