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Jun

2019

Máster en Urbanismo por la Universidad de Harvard

Gustavo Díaz: “Debe replantearse el manejo del territorio”

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Arquitectos diseñadores urbanos, paisajistas e ingenieros deben pensar en nuevas formas de infraestructuras en las que ganen todos en nuestras regiones costeras; considerando la defensa ante inundaciones y la calidad urbanística de las ciudades.

Por Lady Olivares. 25 junio, 2019.

Las nuevas generaciones de arquitectos, ingenieros, diseñadores urbanos y paisajistas, tienen la responsabilidad de pensar en nuevas formas adaptables para el manejo de nuestro territorio, y con infraestructuras que no sólo eviten desastres sino que además generen beneficios a todos, expresó el especialista Gustavo Díaz, en el conversatorio organizado por el programa de Arquitectura de la Universidad de Piura.

Al analizar la problemática de los desastres originados por las lluvias e inundaciones por ríos, en esta parte del país, el arquitecto Gustavo Díaz Paz, quien ha realizado una maestría en Urbanismo en la Universidad de Havard, destacó la necesidad de replantear formas de operar en el territorio, las ciudades y la parte rural.

Díaz es autor de una tesis que aborda importantes puntos sobre el manejo del territorio evitando desastres, originados por precipitaciones pluviales e inundaciones de río. El magíster señala que el replantear las formas de operar el territorio es importante porque no solo hay que ser ecológicos y respetar la naturaleza, sino por un tema funcional de aprovechar las potencialidades del territorio. “Ustedes han vivido todos los efectos negativos del Niño Costero hace dos años, y sus padres y abuelos han experimentado iguales o peores efectos de los eventos El Niño anteriores, así como sequías; y, para contrarrestarlos hasta ahora nada ha dado resultado”, anotó

Cambiar el chip
Díaz Paz dijo que hace falta cambiar de actitud y ‘reentender’ nuestro territorio, “sobre todo porque este se vuelve más álgido en este contexto de crecimiento urbano y económico, pero también con el aumento de los desastres por el cambio climático”.

“Debe tomarse en cuenta esto, en Piura, los fenómenos El Niño se volverán más fuertes y con mayor frecuencia e incidencia. Los veranos serán mucho más calurosos en las próximas décadas y quizás los períodos de sequías o de baja precipitación serán mucho más largos y más frecuentes”, precisó.

Sacar provecho a la naturaleza
Explicó cómo se le pueden sacar provecho a la naturaleza y las condiciones propias de nuestros territorios. “Podemos aprovecharlos como lo hacían las civilizaciones antiguas de nuestro país y de otros continentes. ¿Entonces por qué cambiar nuestro chip? Porque nos tenemos que adaptar a los futuros cambios y evitar los desastres; en segundo lugar, esta es la oportunidad de sacarle ventaja en términos económicos y ecológicos, para mejorar la calidad de vida de nuestras ciudades, pueblos o territorios, señaló.

Agregó que el tema “cambio climático” se encuentra en debate en muchos países, guiados por  muchos especialistas: arquitectos, urbanistas, ambientales y paisajistas, quienes coinciden al señalar  que hay que manejar las infraestructuras que son la defensa ante posibles desastres. Estas, deben estar adaptadas a las condiciones ecológicas y, a la vez, generar mejor calidad de vida de las ciudades.

Sobre qué hacer con la parte del río que pasa por la ciudad de Piura, siempre con riesgo de inundaciones, indicó que, en vez de generar diques, que no necesariamente son los más resistentes a los desastres, podrían ponerse en práctica proyectos de infraestructura verde y bioingeniería que son mas sostenibles en el tiempo y generan una mejor calidad ambiental y urbana.

Urbanismo hidráulico extremo
Según la tesis que plantea Díaz Paz, sobre el urbanismo hidráulico extremo, “hay que empezar diciendo que la forma como operamos en nuestro territorio es mediante una narrativa, un esquema conceptual de lo que nosotros pensamos que este es, y, a partir de ese conjunto de pensamientos, nosotros operamos haciendo infraestructura, decidimos dónde está la ciudad y dónde la zona rural”.

Agregó que esta narrativa que tenemos de nuestra costa es propia de la de un desierto. “Tenemos el pensamiento de que aquí no llueve o llueve muy poco y, además, sabemos que muchas de nuestras cuencas están sufriendo de estrés hídrico, Por ejemplo, las de la región Piura, de Lima y del sur están sufriendo de déficit de agua por el consumo humano o por la demanda de la agricultura”.

Paradoja hídrica
A la vez, en el mismo territorio, también sabemos que hay desastres: inundaciones de los ríos que vienen cada cierto tiempo con El Niño, “ocasionando pérdidas económicas y humanas, resultando contradictorio que las cuencas tengan en estos casos, un exceso de agua, que nosotros denominamos la “paradoja hídrica”, por los extremos que se dan en un solo territorio. ¿Cómo entender que en un territorio hay escasez y abundancia de agua en cierta temporalidad?”.

Con esta paradoja empieza la tesis del especialista, quien plantea estas cuestiones: ¿qué pasa si esta narrativa o forma cómo nos aproximamos al territorio o el esquema mental que tenemos es el problema?, ¿Qué sucede si hay desencuentros en cómo entendemos estas regiones y cómo operamos en nuestros territorios?

Nuestra región costera, “posee características climáticas e hidrológicas diferentes a las de Europa, donde hay diferentes condiciones meteorológicas y estaciones definidas, a diferencia de Piura, donde prácticamente no hay estaciones o son muy cambiantes”.

Estas condiciones, afirma, que le dan forma a la manera de operar en el territorio van generando un tipo de respuesta. “Todas nuestras fuentes del saber, de cómo nos han enseñado la arquitectura, el urbanismo, las ingenierías para operar el territorio, tienen una herencia que viene de un territorio diferente al nuestro. En la historia de la humanidad para que las civilizaciones antiguas logren la gran magnitud de desarrollo que conocemos, como la mexicana, peruana, india o de Jordania tuvieron que generar avances muy apropiados en tema de infraestructura para generar más agua y tener sus grandes expansiones agrícolas. Muchas de estas civilizaciones estuvieron en los trópicos y algunas en zonas áridas. Se sobrepusieron porque entendieron perfectamente estas condiciones y se adaptaron a ellas para sacarles provecho, no solamente para defenderse, sino también para dar forma a su manejo del territorio y su agricultura”

¿Inversiones al mar?
En el caso de Perú, señaló como contradictorio que por un lado se invierta tanto dinero en la construcción de infraestructura como los proyectos de trasvase, cortando los Andes para traer el agua de otro lado como el proyecto Olmos, y, por otro, se invierta más dinero en botarla al mar mediante proyectos de evacuación rápida del caudal del río. Aquí es necesario un proyecto que integre estas dos condiciones para sacarles provecho, refirió.

En el estudio, empecé a medir el volumen de agua que ha llovido en la cuenca de Piura, y establecer que desde hace 90 años hubo fenómenos El Niño, en diversas magnitudes y que el del 83 fue tres veces más grande que el del 2017. Si comparamos el volumen de agua que trae Olmos al año (400 hectómetros cúbicos), veremos que en 1983 llovió 32 veces lo que trae Olmos, señala Díaz Paz.

¿Qué pasa si guardamos agua para los siguientes años secos o no tan húmedos?  En un periodo promedio, hubiéramos podido tener agua gratis de la magnitud de 4 Olmos y se hubiera podido ampliar mucho más la frontera agrícola. En la tesis, se está proponiendo derivar el agua de las partes altas de la cuenca, donde más llueve, para evitar las inundaciones en la parte baja, y a través de canales en pendiente natural, como lo hicieron las sociedades prehispánicas, como lo hicieron en Lambayeque con el canal Taymi que hasta ahora es usado para ampliar su agricultura.

Como arquitectos diseñadores urbanos, paisajistas y como ingenieros debemos pensar en nuevas formas de infraestructuras en las que ganen todos en nuestras regiones costeras; considerando la defensa ante inundaciones y que a la vez generen beneficios como la mejora de la calidad urbanística de las ciudades mediante espacios públicos adaptables, la conservación de los ecosistemas y creación de bionegocios, así como la creación de nuevos espacios turísticos, puntualiza el visitante.

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