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Sep

2019

Décadas de colaboración con el ICU

La Facultad de Ingeniería de la UDEP homenajeó a voluntarios italianos

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En este reconocimiento, enmarcado en los 50 años de la UDEP, se agradeció el rol del Istituto per la Cooperazione Universitaria (ICU) en el crecimiento de la Facultad, a través de docentes voluntarios italianos.

Por Lady Olivares. 10 septiembre, 2019.

“Cooperación ICU y UDEP: experiencias de los exvoluntarios” se denominó la tertulia en la que participaron los italianos Lorenzo Jurina, Marina Massi, Luigi del Re y Mario Manzo, voluntarios que mantienen relación con la Universidad de Piura desde las primeras décadas. Ellos estuvieron en Piura para compartir parte de las celebraciones de los 50 años de UDEP.

Los italianos destacaron el papel cumplido por el Istituto per la Cooperazione Universitaria (ICU) y su director Umberto Farri, para impulsar, con su apoyo, el desarrollo, especialmente, de la Facultad de Ingeniería y de su programa de Ingeniería de Mecánico-eléctrica.

“Esta tertulia es un reconocimiento y un homenaje al apoyo incondicional brindado por el ICU a la Universidad de Piura, cuya trascendencia, a través de la cooperación italiana, fue la contribución con la formación docente, científica y cultural de un grupo de jóvenes profesores peruanos elegidos entre los primeros egresados”, sostuvo la doctora Isabel Chiyón, decana de la facultad.

“Esta formación culminó con la estadía, como becarios, de algunos egresados de las primeras promociones en universidades italianas, donde el gran valor de la cooperación italiana fue y sigue siendo el capital humano: el conocimiento y competencias generadas en nuestros docentes e investigadores y, por ende, en multitud de alumnos y profesionales del medio, gracias a la asesoría de los expertos”, expresó la decana.

En la tertulia, moderada por el doctor Antonio Mabres, los profesores Jurina, Massi, Del Re y Manzo recordaron sus primeros contactos con el ICU y su director. Señalaron que el doctor Umberto Farri fue el principal protagonista para concretar este apoyo con los voluntarios. También compartieron sabrosas anécdotas relacionadas con las dificultades del idioma y su proceso de adaptación en una universidad que comenzaba a crecer “en medio del desierto”.

Jurina relató que, a sus 21 años, se le presentó la disyuntiva de escoger entre el servicio militar obligatorio o hacer cooperación técnica en países en vías de desarrollo, optando por lo segundo, con Marina Massi, en ese entonces su colega en Matemáticas y actualmente su esposa. Se les propuso, en primera instancia viajar a Chile, pero el entonces gobierno de Pinochet no admitía voluntarios extranjeros, por lo que les fijaron como destino final la ciudad de Piura “una ciudad en medio del desierto”.

“Cuando nos hablaron de desierto, de inmediato pensamos en serpientes, vientos, carencia de servicios básicos, hambre y otras cosas terribles; sin embargo, el 19 de marzo del 74 cuando llegamos de noche en el avión, le dije a Marina: ¡hay luz!, lo que nos causó un gran alivio”, comenta.

“Umberto Farri era la persona que tenía las ideas de fondo, la estrategia y visión a largo plazo y te alentaba a cumplirlas. Aunque soy italiano, he crecido profesionalmente en Suiza, así que ya se imaginarán lo difícil que fue adaptarme de a pocos a esta cultura. Bajando del avión en agosto de 1981 lo primero que vi fue un poster que decía tome Inca Kola, algo que era no usual ver en Europa”, señala Luigi del Re.

Del Re agrega: “Aquí, en Piura, prendí a trabajar pensando en la gente. No hago el trabajo solo porque me gusta, que también es importante, sino que hay que hacerlo con conceptos éticos y de servicio que desde aquellas épocas aún mantengo en mi profesión”.

Por su parte, Mario Manzo refirió que había decidido estar en la celebración de los 50 años de la UDEP, porque era como traer en el corazón y en el recuerdo al doctor Farri quien le animó desde un primer momento: “Tienes mucha suerte, me dijo, acaba de ocurrir el fenómeno El Niño (1983) y te va a interesar mucho. El primer día que vine a Piura, lo primero que vi fue un sapo grande como un gato, así que imagínense mi impresión”, dijo.

“En 1984 ya había un Laboratorio de Química establecido y, por recomendación del doctor Antonio Mabres, mi trabajo se orientó a abrir la universidad a las empresas privadas desarrollando algunos proyectos que incluso se mantienen como el del algarrobo que hasta ahora es un proyecto de las Naciones Unidas”.

“Piura ha sido la suerte más grande de mi vida. Es algo que me ha influenciado no solamente el trabajo, si no toda mi vida. Era mi destino, nada pasa por casualidad, hasta hoy tengo muchos amigos y siempre hablo de Piura y la pongo como ejemplo de una experiencia increíble a los jóvenes. Considero a esta universidad como nuestra casa y siempre me he considerado criollo y piurano”.

Insignias académicas
Luego de las preguntas de los docentes asistentes, la decana Isabel Chiyón les impuso la insignia académica de la Facultad de Ingeniería; mientras que los vicerrectores Susana Vegas y Alejandro Fontana les entregaron la medalla de los 50 años de la UDEP, así como el libro fotográfico conmemorativo “Del desierto al campus”.

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