03

Nov

2020

Erradicación de la pobreza

¿Cómo dejar de ser “pobres con plata”?

“Si miramos la pobreza monetaria, diríamos que el desempeño ha sido notable. En cambio, si evaluamos el progreso en las habilidades educativas o condiciones de salud, los resultados serían menos favorables", anota el profesor Fernández.

Por Elena Belletich. 03 noviembre, 2020.

Con la crisis generada por el COVID-19, los casi 7 millones de desempleados, al segundo trimestre del año, el retroceso económico y otros factores negativos, ¿qué nos espera? ¿Cómo lograr el desarrollo sostenido? ¿Qué medidas tomar para una eficaz reactivación económica? Conversamos con el doctor Fernando Fernández, al respecto.

A principio de este año, se informaba que los índices de pobreza en el país habían disminuido ligeramente y que se hallaba en el 20,5%, según resultados de la Enaho del 2019, reportados por el INEI, aunque según el Instituto Nacional de Economía habría crecido notablemente en el sector rural. Esto es, más de 6 millones de peruanos pobres, antes de que llegara el COVID-19.

Para el profesor Fernando Fernández, del departamento de Economía de la Universidad de Piura, “si miramos la pobreza monetaria, diríamos que el desempeño ha sido notable. En cambio, si evaluamos el progreso en las habilidades educativas o condiciones de salud, los resultados serían menos favorables.  Como dicen algunos: éramos pobres con plata”.

Hoy, siete meses después de que el nuevo coronavirus llegara a nuestro país, generando una inesperada crisis nacional y mundial, “hemos recordado que superar la línea de pobreza no elimina automáticamente la vulnerabilidad que tienen las familias con pocos recursos. Por tanto, el desafío actual consiste no solo en aumentar su nivel de consumo, sino en fortalecer su capacidad para manejar dos tipos de riesgo: individuales (pérdida de empleo, robos, enfermedades) y agregados (pandemias, desastres naturales)”.

Por el desarrollo humano
A menos de un mes de haberse celebrado el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza (el 17 de octubre) hace falta reflexionar sobre cómo mejorar esos indicadores, cómo hacer para que el crecimiento económico del país beneficie a todos los sectores, ¿cómo erradicar la pobreza de una vez por todas?

Al respecto, el doctor Fernández señala que “los resultados de cientos de estudios en varios países del mundo nos llevan a una clara conclusión: no existe una receta mágica para lograrlo. Las políticas que funcionan en determinado lugar no necesariamente son exitosas en otros.  Por tanto, se requiere estudiar detenidamente la realidad concreta, estar en “el campo”, escuchando a quienes viven en condiciones de pobreza, para entender sus limitaciones. También se necesita creatividad, para proponer soluciones a los problemas identificados, tomando en cuenta la dignidad de las personas”.

En este sentido, el profesor universitario destaca el rol de la Economía: “así como los investigadores médicos realizan ensayos clínicos para estudiar la eficacia y seguridad de una vacuna, los economistas evalúan diferentes políticas para identificar aquellas que son más efectivas para reducir la pobreza”.

Por ejemplo, dice, pensemos en las microfinanzas. “Durante años, el debate en torno a estas se basó en anécdotas, tanto positivas como negativas. Hoy, gracias al esfuerzo de varios equipos de investigación, disponemos de evidencia rigurosa que nos ha permitido descubrir que los beneficios de las microfinanzas son bastante menores de lo que se creía, especialmente porque no fomentan la creación de nuevas empresas”.

“El año pasado, el premio Nobel de Economía fue entregado a tres economistas que, durante más de 20 años, vienen aportando evidencia sobre la efectividad de políticas para reducir la pobreza en más de 80 países. Sus resultados han sido resumidos en el libro “Poor Economics” de Esther Duflo y Abhijit Banerjee (una lectura indispensable para los interesados en la pobreza global)”, anota Fernando Fernández.

Justicia social y medioambiental
El objetivo de este año por el Día Internacional de la Erradicación de la Pobreza es la justicia social y medioambiental para todos, pero ¿qué problemas importantes de la sociedad en general se deben solucionar primero para alcanzar estos fines?

El economista señala que la tarea pendiente es reducir la vulnerabilidad que existe en los diversos sectores, a través de sistemas (privados y públicos) que ayuden a mitigar los riesgos de que, por ejemplo, un pequeño agricultor en la sierra que depende de la lluvia para producir se quede sin agua; o que un pescador artesanal, que depende de la abundancia de peces que encuentra en el mar, sea afectado por la escasez de estos. En ambos casos, los ingresos familiares son volátiles e inestables porque dependen de factores climáticos, dice.

Cómo crecer a pesar de la crisis
El especialista en temas económicos propone algunas medidas que se podrían adoptar: “el mercado de trabajo es la fuente principal de ingresos familiares. Por esto, si se quiere proteger a los hogares, debemos buscar un mejor funcionamiento del mercado laboral. En el corto plazo, el reto principal consiste en fomentar la creación de empleo sin perder de vista la posible segunda ola. En el largo plazo, se deben buscar aumentos de la productividad, impulsados con mayor inversión en educación, salud y tecnología.

En los sectores más desfavorecidos, donde los ingresos familiares provienen del empleo informal y de transferencias públicas (programa Juntos, Pensión 65, bono universal) y privadas (familiares, donaciones de las ONG), Fernández indica que medidas de urgencia como “facilitar el retiro de las AFP no benefician a los más pobres, porque ellos no perciben ingresos de empleo formal”.

Por ello, dice, “el Gobierno ha buscado inyectar liquidez en las empresas porque ellas son las que generan empleo. Una medida complementaria sería facilitar que las personas con pocos recursos pueden aprovechar el crecimiento que se observa en puestos de trabajo que se hacen desde casa. En este sentido, el acceso a internet y dispositivos móviles (teléfonos y computadoras) se vuelve más relevante que antes.”

Asimismo, anotó que, evidentemente, el proceso de reactivación económica no será de modo ‘parejo’ en todos los sectores socioeconómicos “por dos razones. Antes de la crisis, cada sector tenía un ritmo de crecimiento diferente.  Durante la crisis, cada uno de ellos ha sido afectado en distinta medida.  Estas dos fuerzas, en conjunto, nos llevan hacia una reactivación desigual entre sectores”.

La academia y la investigación: factores claves
En todo este proceso de reactivación, de recuperación y crecimiento económico, señala el doctor Fernández, “las políticas públicas pueden estar basadas en mitos (los pobres no trabajan), ideologías o en evidencia científica. Por ello, es importante contar con la academia, desde donde “se genera evidencia rigurosa para que los responsables de política tomen decisiones informadas”.

En esta misma línea, “la investigación es valiosa porque produce conocimiento que permite identificar problemas que antes no se habían tomado en cuenta. También ayuda a discernir entre posibles soluciones o planes de acción”.

“La formación profesional incrementa la productividad laboral, asegurando el crecimiento de las empresas, que se traduce en clientes más satisfechos (mejores productos o servicios) y mejores condiciones de trabajo”, refiere.

Si bien, alrededor del 19% del PBI de nuestro país proviene de las micro y pequeñas empresas, generadas por los emprendedores que abundan en el Perú, y son la mayor fuente de empleo, “su barrera principal es la baja capacidad para generar empleos formales. Emprender es solamente el primer paso; en las etapas posteriores se requieren personas capaces de dirigir a los miembros de la empresa. Sin talento directivo (estratégico y ejecutivo) tendremos muchos emprendimientos, pero poco desarrollo empresarial”, dice Fernández, refiriéndose a la necesidad de formación en las mypes y las pymes.

Indicadores imperfectos
¿Es correcta la medición de los índices de pobreza?, ¿hay más o menos pobres de los que registra el INEI? Sobre este tema, el entrevistado señala. “el indicador más utilizado – pero imperfecto – es la tasa de pobreza monetaria. Para calcularla, primero se define una “línea de pobreza” que equivale al valor monetario de gasto familiar que se requiere para cubrir necesidades básicas. Con esta línea de pobreza, se identifican a los hogares cuyo nivel de gasto está por debajo (pobres) o por encima de esa línea (no pobres)”.

Anota que, sin embargo, “desde hace décadas, los economistas reconocen que la pobreza no es simplemente falta de dinero. Amartya Sen (ganador del Nobel de Economía 1998) sugiere hablar del desarrollo de capacidades y libertades. Durante los últimos 15 años, Sabine Alkire y James Foster – promueven la medición multidimensional de la pobreza, para ir más allá de la escasez monetaria. Bajo este enfoque, podemos incluir otros aspectos importantes del desarrollo como la educación o la salud.  Por ejemplo, podríamos decir que una familia es pobre si los niños de ese hogar no tienen la comprensión lectora adecuada para su edad. O si los niños presentan problemas de desnutrición”.

Sobre este enfoque, y considerando los exámenes y rankings internacionales sobre educación, por ejemplo, lamentablemente, nuestro país es muy pobre. Esperamos que las nuevas políticas nacionales para erradicar la pobreza consideren otros aspectos, más allá de los puramente monetarios, con el fin de desarrollar el talento humano que tenemos.

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