31

Jul

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Crisis de la infraestructura de saneamiento

La infraestructura de saneamiento, de la mayoría de ciudades, está deteriorada y sobrecargada, lo que la hace sumamente vulnerable. En este contexto, ocurren frecuentes desperfectos, que afectan gravemente la calidad de vida de las personas.

Por Jorge Timaná. 31 julio, 2020.

Para nadie es un secreto que a nivel nacional y local la infraestructura de saneamiento, de la mayoría de nuestras ciudades, se encuentra deteriorada y sobrecargada, lo que la hace sumamente vulnerable. En este contexto, ocurren con frecuencia desperfectos, que afectan gravemente la calidad de vida de nuestros vecinos.

Es muy común observar el vertido de aguas residuales y la falta del servicio de agua potable en ciertos sectores y barrios de la ciudad de Piura. Ello es consecuencia de una falta de inversión adecuada para reponer la infraestructura, que ya cumplió con su vida útil. Además, no se tiene en cuenta la construcción de nueva infraestructura, la cual se requiere para dar respuesta a las crecientes necesidades de la población.

Los servicios básicos existentes no se adecuan al crecimiento de la población urbana y de la industria. En muchos casos, la infraestructura actual no responde a las nuevas exigencias poblacionales. Por tanto, es imprescindible planificar el crecimiento ordenado de nuestras ciudades, a través de un adecuado plan de ordenamiento territorial.

De manera paralela, las empresas, que brindan servicios a la ciudad, deben elaborar sus planes maestros, los cuales respondan a las necesidades de los territorios en el corto, mediano y largo plazo. De este modo, se podrán optimizar las inversiones en la infraestructura de saneamiento y habrá un plan de crecimiento ordenado, que debe ser respetado por las autoridades y funcionarios de turno.

Si seguimos invirtiendo sin saber hacia dónde crecerá la ciudad e improvisando cada día, las grandes inversiones no tendrán los impactos esperados por nuestras autoridades y la población; y, los problemas seguirán siendo los mismos. Es cierto que la infraestructura existente no es la más adecuada, se deben agotar todos los esfuerzos para realizar un buen mantenimiento y operación de los sistemas, tanto de agua potable como de alcantarillado.

Asimismo, se debe disponer de planes de contingencia, que involucren a los propios usuarios y a las autoridades competentes. De esta manera, juntos podremos dar respuesta a las emergencias que se presenten. La peor decisión que normalmente se adopta es no dar la cara para hacer frente a los problemas que se presentan a diario.

Si a todo esto agregamos la crisis sanitaria, que estamos sufriendo por la propagación del COVID-19, por la cual los servicios básicos son esenciales y fundamentales para detener el crecimiento de infectados, las consecuencias podrían ser funestas para toda la población piurana.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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