15

Sep

2020

Artículo de opinión

Día Mundial del Linfoma

En el Día Mundial del linfoma recordamos la importancia de la detección temprana como mecanismo para salvar vidas.

Por Vladimir Bustinza. 15 septiembre, 2020.

El Día Mundial del Linfoma es una iniciativa de la Lymphoma Coalition para incrementar el conocimiento sobre el linfoma, permitiendo reconocer los síntomas y un diagnóstico precoz. Diagnosticar un linfoma en sus comienzos puede ser difícil pues sus síntomas, como cansancio, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos, pueden confundirse fácilmente con enfermedades comunes como gripe o Mononucleosis. Es decir, los síntomas no son específicos y pueden ser comunes a otras enfermedades.

Las manifestaciones clínicas son muy variables y dependen de cada tipo de linfoma y del estadio en que se encuentre la enfermedad. Estas manifestaciones pueden ser:

  • Inflamación no dolorosa de los ganglios linfáticos, que pueden palparse en el cuello, hueco supraclavicular, axilas o ingles, entre otras localizaciones.
  • Fiebre de causa desconocida.
  • Sudoración profusa.
  • Pérdida de apetito y peso en pocos meses.
  • Tos, dolores en el pecho o problemas respiratorios, en las afectaciones de los ganglios del tórax.
  • Picores persistentes sin lesiones visibles.
  • Fatiga y cansancio.
  • Dolor abdominal, aumento del perímetro abdominal.

La presencia de estos síntomas, a pesar de no ser específicos, puede orientar al médico hacia la búsqueda de este tipo de enfermedades y permitir un diagnóstico temprano que se fundamenta siempre en la biopsia de un tejido, generalmente de un ganglio linfático. La detección precoz de un linfoma puede mejorar el efecto de los tratamientos y el pronóstico de la enfermedad.

Los avances en los tratamientos y el diagnóstico precoz permiten actualmente la remisión y el control de un alto porcentaje de estos tumores, lo que mejora la calidad de vida. El tratamiento dependerá del tipo de linfoma, del estadio de la enfermedad, de la edad y el estado general del paciente, pero en general se utilizará quimioterapia, radioterapia o la combinación de ambas. La transfusión de hemoderivados y, en casos de infección, la utilización de antibióticos, pueden completar los tratamientos. En los casos en que la enfermedad reaparezca después del tratamiento o en los casos en que no responda al mismo, puede ser necesario el autotrasplante de médula ósea.

En este día es necesario hacer énfasis en la prevención y detección temprana. Si usted tiene uno o más de esos síntomas de forma persistente, consulte con su médico. El tiempo nos permite salvar vidas.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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