16

Jun

2020

Artículo de opinión

El equilibrio personal

“No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida”. (Miguel Ruiz).

Por Jaime Ancajima. 16 junio, 2020.

Hoy, muchas personas lidian con la inestabilidad emocional causada por los problemas familiares, laborales, económicos, sentimentales y otros factores. A diario, vemos en televisión, en las redes sociales y en la calle misma cómo la gente se insulta, se agrede verbalmente y se falta el respeto sin medir el tono de sus palabras ni de sus acciones.

El doctor Miguel Ruiz, de México, en su libro “Los Cuatro Acuerdos” nos brinda información muy valiosa para convertirnos en una mejor persona, sin dejarse influenciar por lo que nos rodea y tener equilibrio personal, emocional, mental y social.

Según el primer acuerdo, “sé impecable con tus palabras”, estas constituyen el poder que tenemos para crear. Las palabras son la herramienta más poderosa del ser humano. Dependiendo de cómo las utilicemos, nos liberarán o nos esclavizarán aún más de lo que imaginamos.

El segundo acuerdo, dice Ruiz, es “no tomes nada personalmente”, porque es la expresión máxima del egoísmo: consideramos que todo gira a nuestro alrededor. Durante el periodo de nuestra educación (o domesticación), aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal, pero nada de lo que los demás hacen es por nosotros, sino por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros.

En el tercer acuerdo (“no hagas suposiciones”) el doctor Ruiz dice que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto. Al hacer suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan, nos lo tomamos personalmente; los culpamos y reaccionamos enviándoles veneno emocional con nuestras palabras.

El cuarto acuerdo, “haz siempre tu máximo esfuerzo”, se refiere a que en cualquier circunstancia hagamos nuestro máximo esfuerzo; aunque eso variará de un momento a otro, ya que todo cambia continuamente de modo que, en ocasiones, lo máximo que podremos hacer tendrá una gran calidad, y en otras no será tan bueno.

Pongamos atención a nuestro desarrollo personal y a nuestras relaciones, con un propósito de vida claro, que incluya retos personales y profesionales, y una dedicación equilibrada a ambos intereses. Así, podremos comunicarnos mejor, aprender a entender a los demás, gestionar nuestras emociones, entrenarnos en el dominio de nuestros impulsos y lograr un mejor nivel de excelencia personal y laboral.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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