04

Jun

2020

Artículo de opinión

El nuevo coronavirus: preguntas y respuestas para el público no especializado

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Nuestro sistema de salud ya colapsó y, si enfermamos, no recibiremos la atención oportuna. Tampoco existe un medicamento lo suficientemente efectivo contra el virus. En la prevención está nuestro éxito frente a esta pandemia.

Por Paolo Wong. 04 junio, 2020.

La crisis sanitaria, económica y social desatada por la emergencia de una nueva enfermedad ha paralizado al mundo y no nos lo devolverá de la manera en que lo conocíamos. Se trata de la Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) y es causada por un virus denominado Sars-Cov2. Este agente forma parte la variada familia de los coronavirus y se presume que fue adquirido por el hombre debido al contacto cercano con murciélagos y otros animales silvestres que son comúnmente infectados por este tipo de virus. Los primeros casos se reportaron en el mercado húmedo de la ciudad de Wuhan, China, en noviembre de 2019, mas, debido a su alta tasa de contagio, en apenas cinco meses, el COVID-19 se ha expandido por casi todo el mundo, llegando a infectar a más de 3 millones de personas y causado la muerte de más de 370 mil, según información actualizada al 1 de junio en www.covidvisualizer.com.

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

A continuación, responderemos a algunas preguntas comunes acerca de este virus y la enfermedad que produce:

¿Por qué es tan contagioso este nuevo coronavirus?

Aún no se sabe exactamente por qué, pero se cree que su capacidad de supervivencia en las superficies por días, su permanencia en aerosoles flotando en el aire por horas y la facilidad de unirse fuertemente a las células de nuestras mucosas hacen de este virus muchísimo más contagioso que sus parientes cercanos, los causantes de la anterior epidemia de Sars en China en 2003 o de Mers en Arabia en 2012, e incluso más contagioso que el virus Influenza, causante de la gripe. A esto, debemos agregar que la enfermedad puede mantenerse silente por muchos días y las personas pueden diseminarla sin saberlo: se tienen reportes de muchas personas que no desarrollan ningún síntoma. Si agregamos la alta tasa de movilidad de la gente entre los diferentes países en nuestros tiempos de globalización, tenemos la combinación perfecta para una pandemia; es decir, una enfermedad que aumenta velozmente por todos los países del mundo.

¿Cómo se diagnostica el COVID-19?

El Sars-Cov2 se contagia a través de las mucosas, principalmente de la vía respiratoria, por la que llega con facilidad a la garganta de los pacientes. Desde los primeros días de la infección es posible encontrar al virus en esta zona y en la región posterior de las fosas nasales. Para diagnosticarlo, se recolecta una muestra de secreción de estas áreas a través de un hisopo largo y se analiza en el laboratorio usando una prueba de biología molecular denominada qualitative Polymerase Chain Reaction (qPCR). La qPCR consiste en encontrar pedazos del material genético del virus (que es de tipo ARN) en las muestras obtenidas de los pacientes. Aunque existen otras maneras de asumir la presencia del virus en el organismo (por ejemplo, a través de pruebas en la sangre de los pacientes, en donde se buscan los anticuerpos específicos que producen contra el virus), la qPCR sigue siendo la manera más fiable de llegar al diagnóstico.

¿Por qué la gente muere por COVID-19?

El Sars-Cov2 es un virus respiratorio, ingresa por las mucosas de las vías respiratorias altas y puede llegar rápidamente a los pulmones causando neumonía. Es importante diferenciar este tipo de neumonía viral de las otras más conocidas causadas por bacterias. En general, las neumonías virales son mas comunes en niños, pero este nuevo coronavirus puede producir una neumonía muy grave en adultos. Cuando esto sucede, se desata una inflamación que hace que los pulmones se llene de células, líquidos y material inflamatorio en tal cantidad que no pueden cumplir adecuadamente su función de oxigenar la sangre y el paciente entra en un cuadro que se denomina insuficiencia respiratoria, requiriendo oxígeno suplementario y, a veces, ventilación mecánica; es decir, que una máquina muy sofisticada le ayude a respirar. Algunos pacientes, lamentablemente, no logran salir de esta etapa y fallecen.

¿Cuán letal es el COVID-19?

Lo primero es que hay que saber que esta es una enfermedad nueva, y todas sus características y comportamiento están en constante evaluación por parte de la comunidad científica. Con la información que se tiene hasta el momento, se sabe que la letalidad global, es decir, la cantidad de gente que muere del total de infectados, varía entre el 2 y 10%. Estos números deben manejarse con cuidado, pues la realidad cambia según el país o región, grupo etario (las personas de mayor edad tienen más probabilidades de morir) y condiciones clínicas de cada paciente. Aún así, estamos ante tasas de letalidad muy peligrosas para un virus respiratorio tan contagioso. Si bien hay virus mucho más letales (el ébola, por ejemplo, tiene tasa de letalidad mayor al 60%), debe tomarse en cuenta que este indicador corresponde a una proporción, y si la contagiosidad del virus es muy alta, la cantidad de muertos también lo será, así 2 o 10% parezcan cantidades pequeñas. Y aquí entra a tallar el otro gran factor del desastre: la capacidad de atención de los sistemas de salud. Los hospitales no se pueden dar abasto para atender a tantos infectados, de los cuales un grupo cada vez mayor -en valor absoluto- se pondrá grave. La cantidad de camas, ventiladores mecánicos y de personal sanitario es limitada y, en el caso de países como el nuestro, claramente deficiente. Para colmo, el personal de salud también se está infectando, enfermando y muriendo. Al no ser atendidos adecuadamente con las medidas y personal necesarios, los pacientes graves tienen más chance de morir. Aquí se encontraron el hambre y la necesidad: un virus muy contagioso y mortal y un sistema de salud precario.

¿Qué debo hacer, entonces, para no enfermar?

La mejor manera de enfrentarse a esta enfermedad es prevenir el contagio. Esto significa romper la cadena de transmisión del virus. El virus va de persona en persona, por lo que el aislamiento físico y las barreras de protección son las medidas más efectivas. Esto significa evitar el contacto con personas cuyo estado de salud ignoramos (recordemos que existen portadores del virus que no desarrollan síntomas), alejarse de las aglomeraciones y no exponerse mucho tiempo a zonas en donde hay gran circulación del virus, como hospitales, mercados o vehículos de transporte público. Debe agregarse de manera rutinaria el lavado de manos con abundante agua y jabón y el uso de mascarillas o protectores faciales. Las mascarillas quirúrgicas o de tela no confieren protección absoluta a quien la usa, pero evitan mucho la posibilidad de que alguien enfermo pueda esparcir sus gotículas por el ambiente. Por ello, solo es efectiva si todos, en un ambiente determinado, la usan. Adicionalmente, es importante eliminar los restos de gotículas de saliva que pudieron haber caído a las superficies de pisos, mobiliario, ropa o alimentos. Algunos estudios han demostrado que el Sars-Cov2 puede sobrevivir hasta tres días en acero y cuatro en plástico. Para eliminarlo, se recomienda el uso de desinfectantes que tengan actividad sobre este tipo de virus, como la lejía o el amonio cuaternario. Todos estos químicos requieren especial cuidado en su uso, pues deben ser diluidos a concentraciones óptimas y se deben manipular con las medidas de protección necesarias para evitar toxicidad.

¿Qué debo hacer si enfermo?

Los síntomas del COVID-19 son variados y, en algunos casos, bastante inespecíficos. Sin embargo, son comunes la fiebre, tos seca, fatiga o cansancio y dolor de garganta y muscular. Ante ello, en situaciones comunes, lo correcto sería ser evaluado por un médico y realizarse las pruebas diagnósticas correspondientes. Sin embargo, en el contexto actual, si usted presenta algunos de estos síntomas se debe asumir que usted tiene COVID-19, independientemente de las pruebas. Llame a los sistemas de emergencia para recibir indicaciones médicas de acuerdo a sus factores y condiciones de riesgo. Evite automedicarse pero, en la medida de lo posible, evite también ir a los hospitales si sus síntomas no son graves. Las medidas a tomar más recomendadas son aislarse, incluso dentro de casa (uso constante de mascarillas, cuarto y baños separados, cubiertos exclusivos, etc.) y mantenerse comunicado con algún familiar, para controlar la aparición de algún signo de alarma: dificultad para respirar, fiebre persistente más de tres días, pérdida de conocimiento, entre otros. En caso estos síntomas empiecen a aparecer, se hará necesario su traslado a algún centro de salud para su atención por emergencia. De ser así, solo podrá ir con un familiar saludable.

Debemos saber que nuestro sistema de salud ya colapsó y, si enfermamos, no recibiremos la atención oportuna que desearíamos. Asimismo, aún no existe un medicamento que haya probado ser lo suficientemente efectivo contra el virus. De ahí que en la prevención está nuestro éxito frente a esta pandemia.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor*.

(*) El doctor Paolo Wong es vicedecano Adjunto (e) de Desarrollo y Calidad de la Facultad de Medicina Humana de la UDEP.

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