22

Jul

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

El valor de nuestro procesamiento cognitivo

La tarea de los profesores es emplear materiales didácticos y/o uso de juegos como una herramienta de aprendizaje, según los intereses del niño, presentar actividades desafiantes que les permitan captar su interés.

Por Jaime Ancajima. 22 julio, 2020.

La difícil situación que vivimos desde que se inició la pandemia nos hizo reaccionar de diferentes formas para poder sobrellevar la crisis económica. Tuvimos que procesar el trabajo, los estudios y la vida social sin ningún aviso, preparación ni conocimiento previo. Así, restaurantes se convirtieron en tiendas de abarrotes; cebicherías en pescaderías; las personas que perdieron sus trabajos se desenvolvieron como repartidores, vendedores y cuanto nuevo oficio su creatividad y velocidad de procesamiento cognitivo los movió.

La psicóloga española Valeria Sabater, en uno de sus artículos, nos explica que el proceso cognitivo es la destreza mental que demostramos en nuestro día a día respondiendo a las dificultades. Este nos hace capaces de afrontar con éxito los grandes y pequeños problemas que nos encontramos con frecuencia

Nuestra velocidad de procesamiento cognitivo nos permite no solo resolver con éxito ejercicios de matemática, un texto en inglés o español, sino también analizar, comprender, deducir, comparar y tomar decisiones acertadas en cada instante de nuestra vida y, en algunos casos, bajo mucha presión. Sabater nos dice que el desarrollar nuestra velocidad de procesamiento cognitivo nos permite salir de cualquier encrucijada para adaptarnos mejor a un entorno complejo, cambiante y lleno de infinitos estímulos.

Nuestra tarea como padres, para ayudar a nuestros hijos a desarrollar su proceso cognitivo, es animarlos a buscar soluciones nuevas ante situaciones complejas, incrementar su pensamiento crítico, convertirlos en personas autónomas, etc.

La tarea de los profesores es emplear materiales didácticos y/o uso de juegos como una herramienta de aprendizaje, según los intereses del niño, presentar actividades desafiantes que les permitan captar su interés, usar la motivación como un proceso fundamental en el aprendizaje, realizar actividades al aire libre, fomentar sus capacidades visoespaciales (las funciones mentales implicadas en distinguir por medio de la vista, la posición relativa de los objetos en relación a uno mismo), proponer ejercicios que fomenten la creatividad e imaginación, y fomentar los procesos de atención y concentración a través de dinámicas de juegos grupales o individuales.

En cuanto a los adultos, aprendamos cosas nuevas, seamos curiosos, ejercitemos nuestra mente con nuevos desafíos para que podamos generar nuevas conexiones para elevar nuestra velocidad de procesamiento. De esta forma, llegaremos a la edad avanzada con un cerebro más ágil y saludable.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor.

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