09

Jul

2020

DESDE LA INGENIERÍA

“La logística inversa nos puede ayudar a limpiar el planeta”

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Actualmente, el plástico demora más de 200 años en desaparecer, afectando gravemente el medioambiente. El exrector de la UDEP, doctor Sergio Balarezo, propone aplicar la logística inversa para proteger el ambiente de modo sostenible.

Por Dirección de Comunicación. 09 julio, 2020.

Cada año en el Perú se generan 708 000 toneladas de residuos plásticos, de los cuales el 43,7 % no reciben un tratamiento adecuado; alrededor de 309 000 toneladas terminan en el mar contaminándolo.

Foto: tomada de la National Geographic.

Al respecto, el doctor Sergio Balarezo, exrector de la Universidad de Piura y docente de la Facultad de Ingeniería, explica la importancia de la logística inversa y cómo las empresas que la apliquen contribuyen, desde sus procesos de producción, a la recuperación del medioambiente.

¿Qué es la logística inversa?

La logística inversa se deriva de la logística directa como consecuencia de los mercados cada vez más exigentes que requieren de mecanismos para ejercer su derecho a reclamos y devoluciones y por las características propias de los productos, como la retornabilidad de sus envases y embalajes. Asimismo, por la promulgación y cumplimientos de leyes y estándares ambientales cada vez más exigentes y que pretenden devolverle a la naturaleza lo que en un principio tomaron de ella.
Se podría afirmar que la naturaleza es el primer proveedor de la cadena y debiera ser el último consumidor, para no romper así el equilibrio de la ‘Casa Común’, como afirma el papa Francisco en su encíclica “Laudato si”).

¿Es posible el desarrollo sostenible en las empresas?

Para que exista un desarrollo sostenible, las acciones empresariales se deben sustentar en tres pilares: económico, social y ambiental. Basta que falte uno de ellos para romper el equilibrio y el tiempo pase la factura. Si una empresa se dedica solo a generar beneficios económicos, sin prestarle atención al desarrollo de su entorno interno (colaboradores) y externo (clientes), o a la incidencia de sus operaciones en el entorno ambiental, no será sostenible en el tiempo.
A través de la Responsabilidad Social Corporativa, las empresas cumplen su rol en el ámbito de uno o dos de los pilares mencionados (el económico y social) descuidando, aunque, afortunadamente, cada vez menos, el ambiental.

¿En Perú hay organizaciones que aplican la logística inversa en sus procesos?

En el sector de bebidas ya se ve su aplicación. La reutilización del vidrio o de los envases retornables son claros ejemplos. En el sector textil, también, hay innovaciones en el uso de fibras provenientes del reciclaje. Asimismo, la tendencia de la transformación digital de la empresa y el ‘cero papeles’ colaboran en este sentido. Por otro lado, en reciclaje de neumáticos y su posible uso en carpetas asfálticas; y, el aprovechamiento de los residuos orgánicos en la generación de bioenergía es otro modelo.

¿Es un reto aplicar la logística inversa en una organización?

Si tomamos conciencia de nuestra responsabilidad con el desarrollo sostenible dentro de la cadena de valor, nos daremos cuenta de que siempre hay cosas que cambiar (mejores diseños y materiales de envases, reconversión de nuestros residuos en subproductos o en residuos innocuos, canales de atención de devoluciones, etc.).
El problema siempre aparece por el lado del costo. Son aspectos que debemos ver como una oportunidad de generar más valor económico, social y, sobre todo, ambiental. Algunos de estos aspectos pueden convertirse, inclusive, en una nueva oportunidad de negocio innovador.

¿Cómo impacta el uso del plástico en la contaminación ambiental?

No debemos satanizar al plástico como el gran causante de los desastres ecológicos que actualmente tenemos, al fin y al cabo, no deja de ser uno de los grandes descubrimientos del siglo XIX. Su bajo costo y su uso indiscriminado, sin políticas claras y viables de reciclaje, nos han llevado a esta crisis de contaminación. Es evidente que el plástico no es un material que se degrada rápidamente y que no se reincorpore a la naturaleza a la velocidad que se desea, esto se sabía. Vale decir que la idea inicial del uso del plástico, cuando se inventó, fue sustituir al papel en los envases y embalajes para reducir la deforestación; parece que el remedio no fue el apropiado.

Tal vez también en esto primó solo uno o dos de los pilares del desarrollo sostenible, frente a la responsabilidad ambiental. Estamos a tiempo de dar vuelta a este problema, pero requerirá un cambio cultural. El ingenio y la tecnología hacen viables nuevos materiales sustitutos del plástico, de más fácil reciclaje, degradación y menos contaminantes. Con el tiempo y un aumento en la demanda se abrirán nuevas oportunidades que hagan viables también las nuevas iniciativas en este sentido.

¿Cuándo podríamos ver resultados?

Las empresas pueden ayudar mucho si crean conciencia al interior de sus organizaciones. Es la oportunidad de que la responsabilidad económica, social y ambiental se convierta en parte importante de nuestra estrategia competitiva. Tenemos la idea errónea de que las leyes solucionan los problemas, los verdaderos cambios se deben dar en las personas.
Las leyes ayudan, facilitan el cambio mediante la disuasión; lamentablemente, para que estas funcionen debemos mejorar primero la institucionalidad del país y lograr una mayor formalización de nuestra economía. No hipotequemos el futuro de nuestras generaciones, la pandemia del COVID-19 y la recuperación del entorno ambiental por la desaceleración de la actividad industrial y el transporte, nos ofrecen una oportunidad para la toma de conciencia y plantear un futuro mejor para las generaciones futuras.

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