15

Abr

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Las dos caras del teletrabajo

Este nuevo escenario, que nos ha tocado vivir repentinamente, permite a los colaboradores equilibrar mejor su vida personal y laboral.

Por César Cáceres. 15 abril, 2020.

En los últimos días, se ha publicado muchísimo sobre el teletrabajo, pues es la alternativa elegida para que la vida laboral continúe. Si bien la crisis actual y el teletrabajo han calzado casi perfectamente, me pregunto si este no será más bien un momento precioso para entrenarnos en esta modalidad laboral y desarrollar las destrezas necesarias para aprovecharlo y potenciarlo en el futuro. En este nuevo escenario hay dos actores principales: el trabajador y el empleador.
En este sentido, vale la pena analizar cada lado. Sin duda, el teletrabajo permite a los colaboradores equilibrar mejor su vida personal y laboral. La comodidad y distensión de quedarse en casa, sumado a la libertad, al estar menos supervisado, disminuye el estrés, contribuye con la salud general e incrementa la productividad de la jornada completa.
También se aprovechan mejor los descansos; pues un colaborador difícilmente podrá trabajar ocho horas diarias sin parar: necesita descansar, cambiar de actividad. En esta línea, el colaborador puede intercalar momentos laborales con otros personales y aprovechar mejor su día.
Está demostrado que, con esta modalidad, los colaboradores tienen una vida más digna y, por lo tanto, mejoran la productividad. Sentirse valorado y saber que cuentan con uno, incrementa la motivación, la moral, el rendimiento y la productividad. Un colaborador que recibe el mensaje de que confían en él no tiene límites. Aparece la disposición y disponibilidad para asumir el reto que les planteen.
Las métricas de recursos humanos indican que, en una jornada laboral regular, los trabajadores invierten 30 minutos en promedio en los comentarios de la mañana, otros 30 alrededor de las 11:00 a. m. y 45 minutos antes de la hora del almuerzo. En el cafecito del regreso del refrigerio se van 15 minutos y otros 45 al final de la jornada en cuestiones personales. Son casi 3 horas al día que se convierten en más de una semana no laborada al mes.
Otro aspecto relevante son las posibilidades de contratación que se abren. Ya no se requiere que los colaboradores vivan en la misma ciudad en la que está la empresa. Esto no solo brinda más oportunidades de empleo, también ofrece mejores resultados a los procesos de reclutamiento y selección. Incluso, da la oportunidad a la organización de ser más inclusiva, al ofrecer oportunidades laborales a personas con dificultades personales por salud o diversas circunstancias.
Para las nuevas generaciones, empresas con oportunidades de teletrabajo implementadas dan una imagen de modernidad, percibiéndose como innovadoras, ágiles y a la vanguardia de las nuevas tecnologías de comunicación. Esto último, potencia la marca y fideliza a clientes y trabajadores. Una vez más, encontramos una modalidad laboral en la que todos ganan, al ver las dos caras felices del teletrabajo: el empleador y el empleado.
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