14

Feb

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Más (y mejor) ciudadanía

¿Es posible construir una mejor ciudadanía? Esta tarea tiene que ver con la praxis ciudadana: participar, asumir responsabilidades y fomentar el diálogo en vez de exigir resultados.

Por Victor Velezmoro. 14 febrero, 2020.

En el primer trimestre del año, en la municipalidad se realiza el otorgamiento del presupuesto participativo a las juntas vecinales constituidas en nuestra ciudad. Mediante ello, el gobierno y los pobladores definen la orientación, el destino que se va a dar a los recursos económicos asignados, el cual debe incidir de manera directa en la mejora de la comunidad.

Según el Ministerio de Economía y Finanzas, este proceso es un instrumento de política y de gestión pública dirigido a cumplir con varios objetivos como la transparencia, la construcción de capital social, la participación ciudadana, etc. La clave está en hacer del poblador un agente de su propio desarrollo.

Sin embargo, el principal escollo está en la base del modelo: conformar organizaciones vecinales preocupadas por su comunidad y dispuestas a ser agentes de cambio. Porque, en primer lugar, supone renunciar al individualismo tan presente en nuestra sociedad y tan dado al beneficio propio. Y, paso siguiente, exige confeccionar un nuevo tejido ciudadano que se oriente hacia el bien común.  En síntesis, supone construir una mejor ciudadanía. Tal es el reto para nuestra ciudad.

¿Es posible construir una mejor ciudadanía? Y, ¿de quién es la tarea? Fácilmente podría derivarse esto a un problema de educación y formación cívica. Ciertamente son aspectos importantes, pero no los centrales. Esta tarea tiene que ver con la praxis ciudadana: participar, asumir responsabilidades y fomentar el diálogo en vez de exigir resultados. Ahí está la piedra clave: la mejora de la comunidad es el resultado del compromiso que cada vecino asume en su favor; de su disposición a involucrarse de manera libre, voluntaria y solidaria.

La principal herramienta con que se cuenta para lograr esta mejora es la participación y el diálogo, a través de ellos se alcanzan consensos y para arribar a estos hace falta tener mucha paciencia, saber escuchar y también saber ceder.

Todo ello forma parte del ejercicio democrático y por eso es muy frágil ya que son valores que hemos olvidado, suplantándolos por la imposición, la impaciencia y el revanchismo. Pese a ello, en nuestra ciudad tenemos buenos ejemplos de juntas vecinales que han logrado, gracias al compromiso de unos pocos ciudadanos, progresos sustanciales en su entorno, impactando positivamente en la mejora de su calidad de vida.

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