Algunas palabras que se extendieron por América eran andalucismos de origen mozárabe, es decir, del habla romance de los cristianos que quedaron sometidos a los musulmanes en la Edad Media.

Por Carlos Arrizabalaga. 16 septiembre, 2020.

Foto: MuniPiura.

Orchilla es un derivado medieval del diminutivo latino “auricella”, que se traduce como ‘orejita’. Designa por metáfora algunos líquenes rojizos que tienen esa forma, abundantes en rocas y acantilados costeros. Fernández de Oviedo señala a mediados del siglo XVI una isla cercana a Curazao donde había mucha orchilla, que se empleaba para hacer tintes de color rojo o púrpura. Se sacaba también de Bahía Magdalena, en Baja California.

En Piura, vino a llamarse así por su función más que por su parecido, una planta carnosa color verde claro parásita del algarrobo y de otros árboles de donde se sacaba pegamento y una tinta negra conveniente para escribir, con que se hacía un comercio de cierta importancia. También se aprovechaba la corteza del algarrobo norteño, como señala fray Diego de Ocaña (1599), para teñir de marrón, especialmente los hábitos de los franciscanos y otras cosas.

En el campo la orchilla se conoce como suelda con suelda, o simplemente suelda. Carlos Robles Rázuri la describía muy bien resaltando cómo los amantes de los árboles están atentos a extirparla cuanto antes, porque termina matándolos sin remedio. Igual que los tintes sintéticos. a base de anilina de alquitrán, mataron a fines del siglo XIX el comercio de la orchilla.

Comparte: