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Jun

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

¿Qué le corresponde ahora al Gobierno?

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El Gobierno debe rodearse de la mejor gente. Cuando esto no es así, es fácil gobernar utilizando el miedo como mecanismo de control y se puede caer en la mentira.

Por José Ricardo Stok. 23 junio, 2020.

Foto: archivo del MEF

Últimamente ha quedado claro que al gobierno le cuesta mucho ejecutar: la estresante lentitud, la enmarañada regulación y los magros resultados son manifestaciones de tareas que no le son propias. Sí, el Estado debe asumir actividades exclusivas como justicia, defensa, orden interno, y también educación y salud- aunque en estos aspectos facilitando la incorporación del sector privado-. Asimismo, tiene que coordinar, promover e impulsar la economía, el comercio y la industria.

De esta manera se pone en vigencia el artículo 59 de la Constitución: “El estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo, a la moral ni a la salud ni a la seguridad públicas”.

Pero, con frecuencia subestima a los ciudadanos y a la capacidad de las empresas, porque quiere tenerlo todo, controlarlo todo, dirigirlo todo. ¡No somos pigmeos mentales!

Las empresas privadas, con su actividad, contribuyen al sostenimiento del Estado y garantizan así la realización de sus fines, favoreciendo las tareas de promoción y desarrollo de infraestructura. El Estado no crea riqueza; todo lo que gasta lo ha recibido gracias a los impuestos de las empresas y de los ciudadanos (de los pigmeos mentales).

El funcionario público es un servidor público que debe servir a la sociedad y no servirse de ella. Por ello, el gobierno debe tener el menor tamaño posible para ejecutar eficazmente su tarea. ¡Tenemos demasiados ministerios! Uruguay tiene 13; Alemania 14; nosotros, 19… Además, vemos año a año que no completan el programa de inversiones. (el de gasto corriente sí, y cada vez tienen más empleados).

El Gobierno debe rodearse de la mejor gente y, como decía un maduro directivo: “El secreto está en contratar cada vez mejor gente, ¡mejor que uno! Cuando esto no es así, es fácil gobernar utilizando el miedo como mecanismo de control y se puede caer en la mentira.

El filósofo Leonardo Polo dice “El miedo y la mentira rompen la vida social, aíslan a las personas porque hacen imposible la confianza. ¿Cómo puedo fiarme de alguien si yo miento y él miente? ¿Cómo puedo confiar en alguien si yo tengo miedo y él tiene miedo?  Y la vida social se tiñe de hipocresía porque el miedoso y el embustero son socialmente hipócritas, lo cual es una de las actitudes vitales más detestables: esas personas que parecen honorables y después actúan de otra manera”.

Es necesario convocar a los mejores profesionales, recibir su consejo y orientación. Es necesario impulsar la iniciativa privada que, “es expresión de la inteligencia humana y de a exigencia de responder a las necesidades del hombre con creatividad y en colaboración”. (Compendio Doctrina Social de la Iglesia, n.343).

No hay que edulcorar la realidad; basta de promesas: esta pandemia y unas respuestas poco atinadas golpearon durísimamente a la población. Es urgente ponernos a trabajar, todos. Con los protocolos sanitarios correspondientes. Pero, por favor, que esto no sea un embutido; el plan “Arranca Perú” debe ser reemplazado por el “Suelta Ya”. La acción privada, como resorte comprimido, al ser liberada, saltará en mil iniciativas y será la que podrá recuperar buena parte de los puestos de trabajo y generar riqueza.

El país tiene muchísimas necesidades, incluso espirituales, por lo que también ¡hay que abrir las iglesias!: es absurdo pretender que el Gobierno las atienda. Al César lo suyo y lo demás a quien corresponde. La tarea es inmensa y el tiempo apremia: es hora de ver las cosas como son.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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