08

Feb

2021

Artículo de opinión

Cuando me dicen “sin miedo”

¡Qué sería de nosotros sin el miedo! Recuerdas cuando diste esa prueba de ingreso, cuando te declaraste a esa persona especial, cuando competiste por primera vez, ¿acaso no sentiste miedo? y ¿eso te detuvo?

Por Tania Guimac. 08 febrero, 2021.

Foto: Archivo UDEP.

Suelo cuestionar esa frase todo el tiempo cuando alguien me la dice, sobre todo si viene de una persona con alta representación en mi vida y cierta influencia emocional. ¿Sin miedo? ¿Por qué no podemos hacer las cosas, incluso sintiendo miedo? Iré un poco más allá, porque dependerá de cómo gestiones esa emoción para sobrellevar las acciones que has decidido realizar.

Cuando camino por la calle, sí suelo tener miedo algunas veces, eso dependerá de la zona, de las personas que me cruce, del contenido del bolso, de la hora (diurno o nocturno), de mis pensamientos al caminar, etc. Resulta un proceso de evaluación y es parte de tu aprendizaje. Es decir, ese nivel aparecerá en diferentes intensidades a modo individual y dependerá de factores externos e internos.

Todas las emociones cumplen una función adaptativa; es decir, preparan tu cuerpo para actuar rápidamente ante la exigencia del ambiente donde te encuentres. En especial, el miedo cumple la función de protección; y, su aparición es parte del ser humano. Desde la infancia, lo padres instruyen consciente o inconscientemente la formación de algunos miedos en sus hijos. Conforme crecen, se desmitifican algunos y otros pueden intensificarse. Entonces, hemos aprendido a tener miedo.

¡Qué sería de nosotros sin el miedo! Recuerdas cuando diste esa prueba de ingreso, cuando te declaraste a esa persona especial, cuando competiste por primera vez, ¿acaso no sentiste miedo? y ¿eso te detuvo?

El hecho de enfrentar, de caminar, de acompañarte de esta emoción te ha impulsado a desarrollar muchas acciones. El miedo existe y siempre va a estar presente; es una emoción muy importante porque su función principal es de supervivencia: nos protege, y la perspectiva de enfoque, en este texto es la emoción como agente motivador. ¿Imaginas la vida sin miedo? A cuánto nos hubiéramos expuesto y, quizás, no estaríamos aquí para contarlo, ni yo para escribirlo.

Por lo tanto, la actitud que asumes antes esa emoción es la crucial diferencia. Quiebra esa sensación. Conozco varias personas que dicen “tengo miedo de hablar en público”. Les dije, pues hazlo con miedo, de lo contrario difícilmente lo superarás. Racionaliza ese sentir, cuestiónate, hazte preguntas y debate contigo mismo en el sentido más lógico posible sobre las hipótesis que te genera ese miedo.

Por ello, les decía al comienzo, cuando me dicen “hazlo sin miedo”, en mi cabeza se juegan las palabras como rompecabezas y tras ciertas evaluaciones, actúo con apariencia segura, observando mi miedo, pero caminando por los derroteros de la vida, superándolos, algunas veces, inclusive, con miedo.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

Comparte: