19

Feb

2021

Artículo de opinión

Multitasking ¿competencia o incompetencia?

El multitasking genera una voraz ola de pensamientos por enlistar y sin perder un minuto “sin dejar de pensar, ni de hacer”. Cada segundo es muy valioso, tienes que estar “productivo”.

Por Tania Guimac. 19 febrero, 2021.

Asociada inicialmente a la generación de profesionales jóvenes y resaltada como una competencia, las personas han afinado la capacidad de realizar múltiples tareas casi al mismo tiempo (multitasking). Esto es positivo, en cuanto aumenta la eficacia y, en algunos casos, la efectividad; y, evidentemente, por el ahorro de tiempo. Sin embargo, origina un patrón de comportamiento que requiere tener en mente todo lo que se hará en el día, e incluso, adelantarse a los hechos; hilar actividades secuencialmente, mantenerse todo el tiempo activo en pensamiento; y, concordar con las acciones.

El multitasking genera una voraz ola de pensamientos por enlistar y sin perder un minuto “sin dejar de pensar, ni de hacer”. Cada segundo es muy valioso, tienes que estar “productivo”, avanzar a mil por hora; y, adelantarte a los sucesos nefastos futuros, con el solo pensar que no cumples alguna actividad.

Al pasar de los días, tu voz interior ya no te habla, te grita, y dificulta parar de pensar en los pendientes. Es difícil detenerla, a tal punto de afectar tu descanso, impidiéndote dormir las horas necesarias para reponerte. Aumenta a tal nivel que ni te das cuenta de ello: cuando haces algo, estás físicamente en un lugar; pero, mentalmente en otro, enlistando lo que vas a hacer la hora o la tarde siguiente, inclusive, pensando en las reuniones de trabajo pendientes.

Aunque la efectividad y la eficiencia sean muy favorables, no deben limitar tus días. De lo contrario, podrían llevarte a episodios de ansiedad; estados que han ido en aumento desde cuando se declaró el aislamiento social obligatorio.

En personas que viven ‘aceleradas’ todo el tiempo, la ansiedad, escala lentamente, despacio y en silencio; incluso es común comentar esto con tus colegas; sin embargo, detona cuando ya no puedes gestionarlo; es decir, cuando esos pendientes, o tan solo pensarlos o imaginarlos, te generan angustia y síntomas físicos, reflejados en la dificultad para respirar, dolores de cabeza, insomnio, cierta presión en el pecho, sensación de ahogo y sobresaltos. Si los dejas pasar, llegará un día en el que tu organismo reaccione paralizándose.

Es preocupante, que muchos prestemos poca atención a esas acciones; y luego, no se explican la causa de la explosión de la enfermedad. En algunos casos, la psicoterapia ayuda a manejarla; en otros, se recomienda acompañarla con medicación.

¿Competencia o incompetencia? Tras lo explicado, yo diría “las dos cosas”. No permitas que una lleve a la otra.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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