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Feb

2022

Laura Vargas: “El contacto personal en la educación es sano y necesario”

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Ahora, los jóvenes podrán ver que es mucho más sencillo enfocarse y atender a una clase en un entorno hecho para estas, a un horario determinado, y no en casa expuestos a muchas distracciones.

Por Gabriela Hernández. 11 febrero, 2022.

Laura Vargas, vicedecana y profesora del programa académico de Psicología, destaca tres beneficios principales del retorno a la educación presencial universitaria y resalta los retos de la readaptación a un estilo de vida pospandemia, que implicará retomar las rutinas y las relaciones interpersonales con nuevos aprendizajes bajo el brazo.

¿Por qué volver a las aulas?

La Profesora Vargas indica que la educación virtual, por sí misma, es un sistema educativo que ofrece grandes beneficios al estudiante: entre ellos la posibilidad de desarrollar autonomía al alumno para organizarse, priorizar actividades, establecer sus propios horarios de estudio, esparcimiento y descanso, explica la profesora. Sin embargo, “la forma en la que se implementó a raíz de la pandemia sí impactó drásticamente en los estudiantes”. En muchos casos, implicó muchas horas frente a las pantallas, insuficiente interacción con el docente y los compañeros, evaluaciones que reflejaban el rendimiento del alumno.

Además, la Vicedecana del Programa de Psicología de la Universidad de Piura señala que el distanciamiento social que se vivió en el Perú implicó que la educación se desarrollara con limitación de movimiento, un alto nivel de estrés y la reducción de las interacciones personales, entre otros aspectos.

En este sentido, indica que, en primer lugar, el retorno a la presencialidad con un modelo híbrido permitirá aprovechar todas las potencialidades de la enseñanza virtual; pero, retomando la base del contacto personal y la interacción, que, enfatiza, no son negociables en el modelo educativo que propone la universidad.

“La educación universitaria no se agota en la teoría y las clases, sino que se enriquece con el contacto, con las interacciones, con las experiencias compartidas, el tiempo en la cafetería, las relaciones de amistad. Esto no solo es bonito, sino que es sano, humano y necesario”, afirma la psicóloga Vargas.

El segundo factor positivo, agrega, está relacionado con el desplazamiento. Los jóvenes saldrán de casa, se trasladarán luego de mucho tiempo de encierro y, si bien retomar el ritmo de vida anterior generará un gasto energético importante, pronto se convertirá en un hábito.

Por último, Laura Vargas afirma que la educación presencial facilitará la atención de los estudiantes en las clases. “Se experimentó una saturación de tiempo frente a la pantalla”. Ahora, los jóvenes podrán ver que es mucho más sencillo enfocarse y atender a una clase en un entorno hecho para estas, a un horario determinado, y no en casa expuestos a muchas distracciones. Las evaluaciones serán, también, menos estresantes, asegura.

La adaptación al entorno presencial

La adaptación al estilo de vida que exigían las restricciones por la pandemia generó estrés en los estudiantes, a pesar de sus grandes beneficios, readaptarse a la presencialidad probablemente implicará un nuevo reto. Como destaca la vicedecana, “cambiar implicará volver a usar el transporte, planificar el presupuesto nuevamente, lidiar con el miedo al contagio, y seguir los protocolos de bioseguridad”.

Esta readaptación, posiblemente, se traduzca en mayor cansancio y estrés, por lo que será necesario ser pacientes y resilientes, concluye la doctora Vargas.

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