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Notas bajas: cómo ayudar a nuestros alumnos


Aunque gran parte del aula haya logrado las competencias del curso, no podemos ignorar o pasar por alto a esos estudiantes que están teniendo problemas con su desempeño. Como docentes, es momento de actuar.

Una mala calificación no siempre significa que estamos frente a un alumno que no rinde o tiene problemas de aprendizaje. Hay estudiantes muy inteligentes que, por distintos factores, no obtienen una nota aprobatoria. ¿Por dónde podemos empezar para ayudar a mejorar esas notas bajas? Toma nota de estos útiles consejos.

1.- Prueba una nueva metodología

No todos los alumnos son iguales. A algunos les resulta más fácil aprender con metodologías diferentes, como las lecturas virtuales, evaluaciones online o YouTube como herramienta de aprendizaje. Prueba un método de enseñanza distinto y evalúa si hay cambios en los resultados.

2.- Conversa con él

Hay alumnos que demuestran tener potencial en las clases, pero los exámenes reflejan lo contrario. A veces esas malas calificaciones responden a situaciones familiares o personales que están atravesando. Unas palabras de aliento o simplemente el hecho de escucharlos pueden hacer la diferencia.

3.- Dicta clases de refuerzo

A veces es complicado detenerse en clase para dar una enseñanza más pausada a los que están teniendo problemas con el curso. Lo mejor que puedes hacer es juntar a los alumnos con bajas calificaciones en la materia para hacer una clase de refuerzo grupal, sin apuros y con mayor detenimiento en los puntos en los que muestran confusiones o dudas.

4.- Conoce sus técnicas de estudio

Muchos alumnos crean sus propias técnicas de estudio y no siempre son las más adecuadas. Pregúntales cuáles son sus métodos de aprendizaje para diferentes cursos, tanto para aquellos en los que obtienen buenas calificaciones como para aquellos en los que no. Cambiar un pequeño detalle en el proceso puede hacer gran diferencia.

5.- Motívalos con lo que más les gusta

Una forma de ayudar es motivarlos con lo que más les gusta. Por ejemplo, las lecturas de su interés enfocadas en el curso o poner música durante un trabajo en clase puede relajarlos y hacerlos fluir mejor. Ser profesor también significa conocer los gustos de tus alumnos para saber cómo llegar a ellos.

6.- Bríndales material de ayuda

Como experto en docencia y en el contenido del curso, conoces qué libros o material académico es apropiado para reforzar algunos temas en los que tus alumnos tienen dificultades. Bríndales herramientas que les ayuden a mejorar.

Ser profesor no solo significa dictar o compartir lo que sabes sobre tu especialidad; también es involucrarte con el alumno, sobre todo cuando tiene dificultades en el curso. Pon en práctica estos consejos y saca lo mejor de tus estudiantes.


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