Cuando un amigo cumple años, quienes lo han visto crecer comparten su alegría, le desean lo mejor, recuerdan sus anécdotas del camino recorrido y, sobre todo, le contagian buenas vibras para que siga adelante y vaya por más. Cuando son 50 años, los que se cumplen, la emoción es mayor.

Así nos sentimos este año, no por un amigo, sino por la institución que nos alberga como estudiantes y trabajadores. La Universidad de Piura está celebrando sus Bodas de Oro, una fiesta que abarca también a egresados, sus familias y la comunidad en general, que reconocen 5 décadas de un influjo positivo evidente y de una historia que se sigue escribiendo.

Los frutos de la docencia e investigación están a la vista en los profesionales salidos de sus aulas; en los proyectos de investigación aplicados, en el valor de sus estudiantes y en el permanente objetivo de formar mejores personas, mejores profesionales.

En este marco festivo, se realizan este año cada una de las actividades académicas y culturales de la universidad: congresos, ferias, simposios, presentaciones de libros, encuentros deportivos y otras. Como estas, cada una de las desarrolladas en las primeras 5 décadas, y las de las próximas, siguen la huella y la misión iniciadas por la incansable vocación de servicio de los pioneros en 1969, y desde años antes, como las de don Eugenio Giménez Martínez de Carvajal, quien partió al cielo en agosto.

Esta visión y misión del proyecto inicial siguen en marcha gracias a los forjadores y a quienes siguen haciendo la universidad en cada periodo.

En este marco celebratorio, no podía faltar: la foto institucional del personal de la UDEP en ambos campus; y la fiesta de los trabajadores vivida, por lo pronto, en Campus Piura. Sobre ambos eventos, los comentarios coincidieron: fueron especiales espacios de confraternidad, alegría y, también, de reflexión sobre el crecimiento de la UDEP. Lo vivido demuestra, una vez más, que la Universidad la hacemos todos, ha dicho el rector, Antonio Abruña.

Otro evento importante, vino con los testimonios del personal docente, administrativo y operativo, al que la Universidad otorgó una distinción de gratitud por los más de 25 años de trabajo bien hecho; en los distinguidos este año, y en las ediciones anteriores de la entrega de medallas, se refleja el cariño, lealtad y compromiso con la UDEP. El mismo compromiso se evidencia también en el servicio que brinda la comunidad universitaria desde Campus Lima, creado en el 2003, cuya historia resumimos en este número.

La algarabía continúa porque son 50 años, solo el comienzo para una institución como la Universidad de Piura. El futuro lo iremos forjando con grandes o pequeños detalles cada una de las personas que continúan haciendo la universidad, dentro o fuera de ella. ¡Vamos por más!