La música es vital para todos: puede alegrar tu día, amenizar tu viaje en el bus, hacerte llorar o reír. Para mí, es un ir a otro mundo, escapar de los problemas. Cuando ensayo, mi mente está en la partitura, en el director y en sonar bien con el grupo. Olvido el estrés por los trabajos, las prácticas y otras preocupaciones. Luego, por alguna razón, al llegar a casa, me siento más tranquila y capaz de lograr todas mis metas.

Toco eufonio, trombón y piano, y canto en el coro. El trabajo en equipo es lo que más bien hace. En una agrupación, todos son importantes y aprendes que no siempre llevas la melodía principal en el tema; pero, que tu parte es igual de importante, enriquece la pieza y agrega valor.

Con la música he aprendido a escuchar. Ella misma es un constante diálogo de instrumentos y voces y para dialogar hace falta escuchar. La música no es un pasatiempo, es un complemento importante en la vida. Practicarla nos ayuda a desarrollar habilidades útiles para el presente y el futuro.